Encender la parrilla por primera vez puede ser todo un desafío. Entre el fuego, el carbón y la ansiedad por probar la carne, es común que los novatos terminen con un asado seco o quemado. Pero no te preocupes: existen algunos secretos básicos que te van a ayudar a lucirte como un verdadero parrillero desde la primera vez.
En esta nota vas a conocer tres tips prácticos para que el asado quede jugoso, sabroso y en su punto justo, sin necesidad de ser un experto.
Controlá el fuego y las brasas
El error más común es tirar la carne cuando el fuego todavía está alto. Lo ideal es esperar a que el carbón se convierta en brasas parejas, sin llamaradas. Una buena forma de medirlo es acercar la mano a la parrilla: si aguantás entre 5 y 7 segundos sin quemarte, la temperatura es la correcta.
Usá sal gruesa y no te apures
La sal gruesa es la aliada perfecta para darle sabor sin resecar la carne. Lo recomendable es salar justo antes de ponerla en la parrilla y evitar estar dándola vuelta todo el tiempo. Lo mejor es cocinar a fuego medio, con paciencia, para que quede dorada por fuera y jugosa por dentro.
Elegí cortes simples para empezar
Si es tu primera vez, no arranques con costillares enteros o cortes difíciles. Una buena opción son el vacío, la entraña o el pollo, que se cocinan más rápido y son fáciles de controlar. Con la práctica, podés animarte a cortes más grandes.