En el corazón de la localidad sanjuanina de Hilario, en el departamento de Calingasta, la Finca Pastorelli atesora un secreto que perfuma el aire y evoca décadas de tradición agrícola. Aunque este rincón es más conocido por sus longevos viñedos, el orégano criollo, silbando bajito, también se ha consolidado como un producto estrella y un legado familiar que perdura con el paso de los años.
Francisco Pastorelli, responsable actual de la finca, es la tercera generación al frente de un proyecto que se distingue por la producción orgánica y la calidad de su materia prima. "Mi abuelo Franco Pastorelli fue uno de los pioneros en Calingasta del cultivo de orégano allá por la década del 70", comentó Francisco.
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El orégano se adapta muy bien a las cualidades del clima y el suelo de Hilario.
El comienzo de esta aventura aromática se dio de la mano de la amistad y la visión. "Fue pionero junto con otro productor de Tamberías, de apellido Serpa, que hoy ya no está con nosotros. Ambos eran muy amigos y buscaban darle sostenibilidad a sus proyectos y anexar otro cultivo que se pudiese acomodar a la tierra, que se dé en la zona y que sea de fácil mantenimiento", expuso el actual conductor de la finca.
La elección recayó en una planta que se adaptaba perfectamente a las condiciones de la zona. Francisco explicó la clave de su éxito y distintivo: "Su cultivo no demanda ningún tipo de agroquímico ya que el clima y el lugar acompaña para que se desarrolle de manera natural. Así fue cómo empezó mi abuelo y ya nunca más paró".
La Finca Pastorelli dedica poco menos de media hectárea de su superficie al cultivo de esta aromática. Si bien producen tres variedades, como son el criollo, el mendocino y el compacto, el primero de ellos predomina de manera considerable, afianzándose como el ícono de la marca.
El orégano criollo de Hilario es un producto con características organolépticas únicas, fruto de su origen 100% orgánico y del terroir calingastino. "Este orégano es distinto. Su aroma tiene un toque cítrico, muy fresco. Por ahí puede aparecer algún aroma a menta", dijo el heredero de la tierra. Este perfil lo diferencia de otros oréganos y lo hace altamente valorado por los consumidores locales.
En cuanto al ciclo de vida de la planta, Pastorelli detalló que "tiene 5 años de vida, ya después de eso la planta empieza a decaer. La cúspide más alta de producción está a partir del segundo año, donde son matas que pueden alcanzar el medio metro de altura. Todo se ve como un colchón verde inmenso”.
A pesar de la calidad indiscutible de su orégano, la estrategia de comercialización de la Finca Pastorelli se mantiene por el momento a nivel provincial. La venta de la producción sigue trabajándose dentro de San Juan, permitiendo un contacto más directo y un control de la distribución que prioriza la frescura y la calidad.