Calles vacías, todos en casa, el temor a lo desconocido, la virtualidad, la falta de contacto humano con amigos y familia y el cuidado absoluto de nuestra salud se convirtieron en los únicos temas de conversación entre familiares y conocidos.
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SUSCRIBITECalles vacías, todos en casa, el temor a lo desconocido, la virtualidad, la falta de contacto humano con amigos y familia y el cuidado absoluto de nuestra salud se convirtieron en los únicos temas de conversación entre familiares y conocidos.
Suele ser un clásico escuchar que la estación más linda de San Juan es el otoño, y el 2020 nos lo robó tal y como lo conocíamos.
Hace exactamente un año salir a recorrer las calles sanjuaninas no solo estaba prohibido, sino que además dejaba un panorama desolador ante los ojos de los sanjuaninos.
El 20 de marzo de 2020 no hablábamos aun de tapabocas, no sabíamos si alguien crearía una vacuna, no se sabía cuándo volvían los chicos a clases y mucho menos, la mayoría a sus puestos de trabajo.
Durante todo el año, este diario registró un San Juan jamás visto, vacío.
Dicen que hay que mirar al pasado para enfrentar el futuro de mejor manera, y es por eso que vernos en distancia aun transitando la pandemia, puede brindarnos esa sensación que durante esos días no teníamos: ¿Cómo sería la nueva normalidad?
En esta secuencia, es válido pensar en un San Juan que aún está en pandemia, pero con los chicos en las escuelas, los abuelos vacunándose, los espacios públicos volviendo a abrir de manera paulatina y cuidada, un San Juan que espera que la palabra Covid-19 sea solo un horrible recuerdo.
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