Un joven sanjuanino quedó en el centro de la escena esta semana tras protagonizar una entrevista que rápidamente se volvió viral en las redes sociales. Se trata de Carlos Cabaña, uno de los acusados de haber realizado una falsa amenaza de bomba contra el Centro Cívico el pasado 16 de septiembre, hecho que generó un masivo operativo de seguridad.
La charla que mantuvo con un móvil de Canal 8, emitida el miércoles, desató una catarata de reacciones. Frente a las cámaras, con una mezcla de sonrisas nerviosas y un tono despreocupado, el joven admitió su responsabilidad: “Sí, fui yo. Qué sé yo, estábamos ahí y en realidad fue que no me había dado cuenta, pero bueno… En realidad sí pasó, así que ya está. Acá estamos pagando las consecuencias. No se hagan los graciosos, porque así terminamos. Los chistes salen bastante caritos. Mucha complicación. Sí, la verdad, la preocupación de la familia y todo, pero bueno, acá estamos. ¿Qué querés que te diga? Vos lo ves”.
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El fragmento, acompañado de sus gestos y hasta un saludo a cámara, se propagó por TikTok, Instagram y X (ex Twitter). “Jajajajajajja los saludos a la cámara” y “Ahí lo tenés al pelopincho” fueron algunos de los cientos de comentarios que circularon en las últimas horas.
La condena: prisión en suspenso y una multa millonaria
Lo anecdótico del video se transformó en un dato judicial contundente este jueves, cuando se conoció el acuerdo al que arribó Cabaña con la Justicia. Aceptó su responsabilidad en el marco de un juicio abreviado y fue condenado a 2 años de prisión condicional. Además, deberá pagar $4.000.000 en concepto de reparación, monto que cubre los gastos del enorme despliegue de seguridad que provocó la falsa alarma.
La cifra, millonaria para su bolsillo, fue “financiada” en 30 cuotas iguales de $133.333,33 que deberá abonar durante dos años y medio. El juez Diego Sanz homologó el acuerdo y dio por concluido el proceso, mientras que Fiscalía de Estado –que se presentó como querellante– confirmó que no avanzará por la vía civil, ya que el joven aceptó pagar la suma.
El origen de la broma
La investigación de la UFI Genérica, a cargo de Ignacio Achem y Belén Sánchez, determinó que la llamada al 911 salió del celular de Hugo Castro, aunque no fue él quien la hizo. Según se acreditó, Cabaña tomó el teléfono en tono de broma, activó la llamada SOS y entre risas lanzó el falso aviso de bomba.
El hecho derivó en la detención de ambos durante más de 72 horas y obligó a movilizar a fuerzas policiales, explosivistas y equipos de emergencia al Centro Cívico, epicentro administrativo de San Juan.
Ahora, la frase que el propio Cabaña soltó entre risas en televisión –“no se hagan los graciosos, porque los chistes salen caros”– parece haber cobrado todo su sentido: una broma que terminó en una condena, un meme viral y una deuda millonaria que pagará en cómodas cuotas.