"Olvídese de cumplir años y empiece a cumplir sueños", dice el cartel que se ubica en la entrada del Centro de Jubilados del Barrio Rivadavia Norte.
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SUSCRIBITE"Olvídese de cumplir años y empiece a cumplir sueños", dice el cartel que se ubica en la entrada del Centro de Jubilados del Barrio Rivadavia Norte.
El Centro de Jubilados Tejiendo Sueños está en la Unión Vecinal de uno de los barrios más tradicionales de Rivadavia y no para de sumar socios. Es fin de año y todos estamos cansados, pero las chicas del centro parece que ni se enteraron y no paran.
"Estamos trabajando con todas las chicas porque hemos tenido la suerte de recibir ropa en donación y vamos a hacer una Feria Americana", dice Liliana Moyano a Tiempo de San Juan.
Arriba de una mesa están dispuestas todas las prendas que un grupo de señoras se ocupó de lavar, doblar y clasificar cuidadosamente. Esperan recaudar dinero suficiente para comprar algunas cosas que le hacen falta al centro. "Para los cuadernos que necesitamos, las lapiceras, los talonarios y los regalos para hacer más bingos", explica Liliana.
El centro funciona en el mismo edificio donde está el quirófano de esterilización de mascotas, así que el movimiento es permanente. Liliana no desaprovecha ni una oportunidad para invitar a más vecinas a formar parte de "Tejiendo Sueños" y se emociona cuando le preguntan qué significa para ella ese centro de jubilados.
"Es todo para mí. Paso mucho tiempo acá, más del que tendría que estar pero bueno, es vida", asegura. De hecho, los socios tienen un grupo de WhatsApp y ahora tienen el proyecto de abrir un Instagram para seguir invitando gente a asociarse. La tecnología no es algo que les sea ajeno.
Entre las actividades del centro están las caminatas saludables por el Parque de Rivadavia, los talleres de yeso, pintura, reciclaje, folklore y hasta un taller de memoria "para que no se nos duerma", sostienen las chicas.
Si bien las mujeres han copado las actividades, el Centro de Jubilados tiene más de 70 socios entre los que también hay algunos hombres.
"Estamos pidiendo a toda la comunidad y más de Rivadavia que vengan a asociarse porque cuanto mayor cantidad de socios seamos vamos a conseguir un médico de cabecera para que venga acá y no se tengan que estar trasladando", reconoce Liliana.
Los días entre las chicas del centro no son siempre actividades. A veces compartir un mate, una charla o una caminata es suficiente para arrancar bien el día.
"A los jóvenes les diría que no se olviden que todos llegamos a esta edad y que todo lo que podamos hacer por la gente mayor lo ve Dios. Ellos nos dieron la vida y por qué no devolverles ese afecto, ese cariño que se necesita en este momento", dice muy segura Liliana. La verdad, unas reinas.