Los reportes económicos de agosto confirman una marcada desaceleración en el ritmo inflacionario, tanto en la ciudad de Buenos Aires como a nivel de los trabajadores. Sin embargo, este dato alentador se ve opacado por la advertencia de que, pese a la menor suba de precios, los ingresos reales de la mayoría de la población continúan en retroceso, anticipando un escenario recesivo.
Según el Instituto de Estadísticas porteño, la inflación en la Ciudad de Buenos Aires se ubicó en 1,6% en agosto, una desaceleración significativa respecto al 2,5% registrado en julio. Este incremento anualiza un ajuste del 37,4% interanual, 3,5 puntos porcentuales por debajo del mes anterior, según el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad (IPCBA). La variación acumulada en los primeros ocho meses del año totalizó 20%.
En coincidencia, el último informe del Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la UMET y el Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD) reveló que la inflación de los trabajadores también alcanzó el 1,6% mensual en agosto, marcando una desaceleración frente al 2% de julio. La variación interanual se situó en 33,2%, el registro más bajo desde diciembre de 2020. En los primeros ocho meses de 2025, la inflación acumulada para los trabajadores llegó al 18,2%, proyectando un alza anual en torno al 28,5% de mantenerse este ritmo.
Menor Inflación, salarios en picada
A pesar de esta desaceleración de precios, el informe del IET advierte que los ingresos reales siguen en retroceso, lo que anticipa un escenario recesivo. Nicolás Trotta, director del CCD y exministro de Educación, fue contundente al señalar que “la inflación se desacelera y sin embargo nunca hubo tanto consenso en que los ingresos reales de la mayoría de la población no mejoran e incluso caen”.
Trotta calificó la situación como un "doble fracaso del Gobierno". Argumenta que el modelo económico actual, enfocado en una estabilización "a cualquier costo" y utilizando los salarios nominales como "anclas de la desinflación", muestra su ineficacia. La promesa de que una menor inflación mejoraría los ingresos e impulsaría el crecimiento no se ha materializado, y la economía se perfila hacia una recesión.
El coordinador general del IET, Fabián Amico, explicó que la desaceleración de agosto se debió a una combinación de factores: una menor devaluación del tipo de cambio oficial, y una baja en el "pass-through" a precios, "muy vinculada a la reducción de la resistencia salarial". Amico enfatizó que, cuando los salarios nominales no ajustan en línea con el impulso inflacionario, la inflación pierde fuerza pero al "costo de mantener el salario real estancado o en baja".
En cuanto a los sectores específicos, los mayores incrementos de precios en agosto se observaron en Transporte (+4%), impulsado por vehículos cero kilómetro y combustibles, y en Bienes y servicios varios (+2,8%), afectado por los seguros. Alimentos y bebidas no alcohólicas, por su parte, subieron moderadamente un 0,8%.
La inflación impactó de manera diferenciada según los grupos: fue más alta para los hogares de mayores ingresos (1,73%) y más baja para los jubilados (1,51%), gracias a la caída en el precio de los medicamentos. Los hogares encabezados por varones (1,68%) experimentaron mayor inflación que los liderados por mujeres (1,51%), debido al peso del transporte privado.
Con una nueva etapa cambiaria e inflacionaria que se abre desde el 8 de septiembre, el panorama económico plantea desafíos significativos para la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y la estabilidad económica del país.