Un diente de ajo puede marcar la diferencia en un asado. Aunque pocos lo conocen, este truco gana popularidad. Frotar ajo sobre la parrilla caliente no solo aporta un aroma suave y delicioso: también crea una capa protectora que evita que la carne se pegue al metal. Así, se logra un dorado parejo y se conserva mejor el jugo.
Además, los compuestos naturales del ajo actúan como desinfectantes, ayudando a limpiar restos de grasa y bacterias. Es una técnica sencilla, natural y efectiva que mejora el sabor y la higiene de la parrilla al mismo tiempo.
Cómo aplicar el truco del ajo
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Cortá un diente de ajo al medio.
Con la parrilla bien caliente, frotá el ajo por las rejillas.
Esperá unos segundos antes de poner la carne, para que los aceites se fijen.
Un solo diente alcanza para una parrilla completa, y podés repetir el proceso entre tanda y tanda de carne si querés reforzar el aroma.
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Un ingrediente con beneficios extra
El ajo no solo mejora el asado: también fortalece el sistema inmunológico, reduce el colesterol y favorece la circulación. Rico en vitaminas y minerales, es uno de los aliados más completos en la cocina.
Así que ya sabés: la próxima vez que prendas el fuego, probá este truco secreto. Tal vez descubras que el sabor del asado perfecto empieza antes de poner la carne.