Mil puestos de trabajo del sector gastronómico son los que se perdieron en San Juan por la crisis ocasionada por la pandemia. La cifra la dio a conocer la Asociación Hotelera y Gastronómica de la provincia e incluye a trabajadores formales e informales. El 5 de junio tras 85 días cerrados volvieron a abrir bares y restaurantes. Si bien podían despachar pedidos vía delivery, los envíos a domicilio representan el 10% de la facturación de este tipo de negocios. A estos locales gastronómicos se les suman los cafés, las rotiserías de barrio y los emprendimientos familiares dedicados a la gastronomía -ubicados en los 19 departamentos-. No llegaron a estar abiertos tres meses cuando de nuevo se vieron obligados a cerrar sus puertas por un brote de Covid-19.
Baró, La Pausa, Freud, Sandwich, Puerto Madero, Amapola, son algunos de los clásicos negocios que cerraron. Si bien en el caso de los cafés mencionados se mezclaron también otras cuestiones (como el agotamiento de los dueños), las bajas recaudaciones llevaron a muchos propietarios a decidir no volver a abrir en forma definitiva. Una de las zonas más golpeadas es Capital, con bares y restaurantes chiquitos que no aguantaron el impacto de la crisis en sus bolsillos. Al no poder asumir con lo generado el pago de los costos fijos que demandan los alquileres, los servicios y los salarios de los empleados, tomaron la drástica decisión de bajar las persianas.
El grupo más afectado por el desempleo son jóvenes de menos de 25 años. En general, empleados informales que trabajaban algunos días de la semana como mozos en restós, bares y cafés de la provincia. Al no estar registrados, tampoco quedaron amparados por los ATP que otorga el Gobierno Nacional a aquellas empresas que están pasándola mal y que no pueden afrontar el pago de sueldos. Para ellos, quedó disponible sólo el IFE, que en muchos casos no cobran porque otros miembros de su familia lo reciben. Este sector también ha sido muy golpeado por el cierre de los boliches, en donde se desempeñan haciendo tragos, cobrando en las barras, como relaciones públicas o poniendo música. Los locales bailables no abren desde marzo y está cada vez es más lejana la posibilidad de que reabran en el corto plazo.
A pesar de que los bares, restaurantes y cafés están atravesando una de las peores crisis de su historia, los que directamente no resistieron son las empresas de catering para eventos. Los propietarios de este tipo de emprendimientos no trabajan desde marzo y todos los empleados fueron despedidos. Nunca en la historia mundial reciente no hubo bodas, bautismos, cumpleaños y fiestas de egresados. Sin posibilidades de recaudar, algunos se reconvirtieron pero con mucho menos personal del original.
La situación no es una realidad exclusiva de San Juan. En Neuquén, que tiene 620.000 habitantes, el impacto de la crisis pandémica dejó sin trabajo a 1.300 trabajadores gastronómicos, según informó el propio sindicato Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la provincia. En el país se calcula que el coronavirus dejará al menos 300.000 empleados del sector sin trabajo.
Con el cierre de negocios formales, creció la informalidad. Es que hay muchas familias que se quedaron sin empleo y abrieron pequeños negocios en sus propias casas. Esta se convirtió en la única salida a los bolsillos apretados, incluso se conocieron historias de gente que cobró el IFE y se dedicó a hacer choripanes o comidas rápidas para sobrevivir.
El 5 de septiembre el sector volverá a abrir sus puertas tras dos semanas cerrados. El protocolo será más estricto para evitar la propagación del coronavirus. La esperanza es el calor. Es que adentro de los comercios sólo pueden tener una ocupación del 40%, para contrarrestar este bajo nivel de mesas disponibles pretender usar el espacio al aire libre con más mesas y así poder compensar las pérdidas.