A veces, el deporte no solo moldea el cuerpo sino también la mente. Así lo descubrió Santiago Rosas, un joven judoca sanjuanino de 19 años que, entre libros de ingeniería industrial y rutinas de entrenamiento, logró consagrarse campeón nacional en la categoría novicio junior hasta 60 kilos.
Si bien acompañó de niño a su hermano mayor a un par de clases, su historia empezó realmente con este deporte a los 17 años, cuando buscaba una actividad que le aportara algo más que los ejercicios del gimnasio. “Yo empecé a practicar judo porque necesitaba un deporte para complementar todo el esfuerzo que estaba haciendo en el gimnasio”, recordó en diálogo ALMATEUR. Lo que comenzó como una recomendación de amigos, se transformó en una pasión.
Santiago entrena a diario y equilibra sus tiempos entre la facultad y el deporte. Asegura que encontró en el tatami una forma de liberar las tensiones cotidianas: “Cuando piso el tatami ya no existe el estrés, y es una linda sensación”, reconoció.
En su carrera deportiva, una pieza clave ha sido su hermano mayor, Agustín Rosas, también judoca, campeón nacional y con experiencia en el seleccionado argentino. Sin embargo, en el tatami, la relación cambia. “Ahí nos olvidamos que somos hermanos, nos damos con todo”, contó entre risas.
El joven judoca explicó que el judo exige estar preparado en todos los aspectos físicos, desde la resistencia de cuello hasta la potencia de piernas, y que ese desafío integral lo atrapó desde el inicio. Además, compartió una divertida anécdota que marcó su camino: la vez que logró ganarle por primera vez a su hermano menor, más grande y pesado, lo que despertó en él la ambición competitiva.
Cada logro tiene su cábala y Santiago no es la excepción. En su caso, la promesa fue comprarse una figurita de Gianmarco de León, un amigo y campeón nacional de San Juan, si conseguía el título. Y así lo hizo, sumando también la figurita de su hermano y soñando con que algún día exista la suya en el álbum.
Cuando piso el tatami ya no existe el estrés, y es una linda sensación Cuando piso el tatami ya no existe el estrés, y es una linda sensación
Aunque no planea vivir del judo, sí tiene objetivos claros: sumar experiencia, perfeccionarse y medirse en categorías mayores como senior y graduado, donde, según sus palabras, “todos salen a matar”.
El episodio completo con su historia ya se puede ver en Tiempo de San Juan.