La historia de Nacif Farías, el hombre que trabajó en la cosecha, fue remisero en un Falcon y hoy camina al lado de Chiqui Tapia
El dirigente es caucetero y toda su vida la peleó para ganarse el lugar. El fútbol como bandera por el legado de su padre, la presidencia en la Liga que duró más de una década y cómo se gestó la relación con Claudio Tapia, su íntimo amigo y devoto de la Difunta Correa. Los laburos para llegar a fin de mes y el secreto nunca contado de su etapa como jugador en los clásicos rivales del departamento.
Nacif Américo Farías tiene 53 años y una historia que huele a barrio, a uva recién cortada y a fútbol de potrero. Es que el sanjuanino nació y creció en el Barrio Caucete, el que se encuentra justo a una cuadra de la vieja cancha de la Liga, el emblema del departamento que el terremoto de 1977 se llevó puesto para dar lugar al Hospital. Cuando creció, el fútbol en su casa estaba instalado, era una especie de estilo de vida, ya que su padre José, fue dirigente, presidente de la Liga 25 de Mayo durante más de 15 años y uno de los creadores de la Copa de Campeones y de las Ligas Unidas de San Juan. Una bandera de niño, el laburo en la cosecha y la época en la que tuvo que salir de remisero en un Ford Fálcon: la biografía del dirigente sanjuanino más conocido que salió de abajo y creó una fuerte alianza de amistad y devoción con Claudio 'Chiqui' Tapia.
Antes de ser dirigente, fue jugador. Volante por naturaleza -cinco, ocho, enganche...-, se inició a los seis años en la escuelita de la Unión Deportiva Caucetera, hizo inferiores y llegó a Primera en Rivadavia de Caucete. También vistió la camiseta de Villa Etelvina y aunque era el clásico rival, no le importó mucho. Él siempre fue por el fútbol. Cuando todo iba bien en su carrera deportiva, una fuerte lesión le paró todo: se rompió los meniscos y rótula en la pierna derecha, lo que obligó a operarse en el 2000. Tenía 25 años y no había cobertura socia."Ahí dejé mi vida como jugador", comentó Nacif a Tiempo de San Juan.
A esa edad y ya alejado de las canchas, comenzó a trabajar en el municipio y cosechaba uva en los viñedos, algo que hizo prácticamente toda su vida hasta los 45 años. Aunque esto le gustaba mucho y lo mantenía económicamente estable, también fue periodista deportivo de una radio caucetera, eso le permitió estar cerca de los clubes humildes, conocerlos y caminarlos cuando llegaban las malas.
Antes de todo eso, la vida le pasó por encima cuando falleció su madre. Su nombre sonaba fuerte en la liga del departamento y aunque eso lo haya tentado, desistió para cuidar de ella: "Me dediqué mucho a ella y estaba pendiente todo el dia, fue durisimo. Cuando muere al otro año de ser diagnosticada, da la coincidencia de que vuelven a llamar asamblea en la Liga y el presidente me propone que sea candidato", recordó, cuando le tocó tapar un poco el dolor con el fútbol. Era otro rol, pero iba a estar cerca y colaborando con los clubes que más necesitaban. Eso le apasionaba.
"En las mañanas estaba en la Municipalidad, en la siesta salía a hacer viajes de remis con un Ford Falcon y en las tardes trabajaba de periodista deportivo en una radio... Y apesar de que estaba medianamente bien, siempre trabajé en la cosecha, me gustaba mucho, me pedía vacaciones y me las pasaba laburando en los parrales", aseguró el dirigente sanjuanino. "En las mañanas estaba en la Municipalidad, en la siesta salía a hacer viajes de remis con un Ford Falcon y en las tardes trabajaba de periodista deportivo en una radio... Y apesar de que estaba medianamente bien, siempre trabajé en la cosecha, me gustaba mucho, me pedía vacaciones y me las pasaba laburando en los parrales", aseguró el dirigente sanjuanino.
Hacía más de una década que no había elecciones en la Liga del departamento del Este. Farías recorrió clubes, estudió el estatuto, armó una lista y se presentó a elecciones el 15 de mayo. Del otro lado hubo otra propuesta y aunque salió empate, el presidente de ese entones -como marca el reglamento- definió el trono. Esa noche Nacif Farías fue elegido. La ciudad estaba convulsionada: "La Liga es una de las instituciones más importantes de Caucete. Yo asumí en mayo, apenas tres meses después de despedir a mi madre".
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Nacif Farías estuvo 14 años al frente hasta que en 2023 decidió no seguir. Todos esos años fueron de puntos positivos, ya que contó que agarró una Liga golpeada, con un juicio encima y el pedido de remate de un club. Se hizo cargo y logró salvar la cancha y la sede. "Construimos diez veces más de lo que había", afirmó con mucho orgullo.
Ese camino que fue sembrando de a poco, lo fue llevando también a la AFA. Empezó a ocupar distintos cargos y en 2016, en plena intervención de la Asociación del Fútbol Argentino, participó del armado político que buscaba ordenar el fútbol desde los clubes más chicos. En Caucete, organizó una reunión que terminó siendo un pequeño congreso de dirigentes de San Juan, Mendoza, San Luis y Buenos Aires. Fue ahí donde apareció Claudio 'Chiqui' Tapia y empezó el lazo cercano con Nacif Farías.
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Farías aseguró que no lo conocía personalmente a Tapia. Sabía quién era, lo había visto, pero nada más. Sin embargo, esa noche, el ahora presidente del fútbol argentino tomó la palabra y en Caucete oficializó su candidatura a presidente de la AFA. Aunque ese dato quizás se perdió en el tiempo, Tapia anunciaba hace nueve años atrás que iba a ser uno de los fuertes candidatos. "Si sos presidente de la AFA, vamos juntos a la Difunta Correa", le desafió Farías.
Desde entonces, el vínculo entre ellos es de complicidad, amistad y de devoción por la Difunta Correa: "Es muy cabalero", contó, que incluso le llevaba velas y agua cuando jugaba la Selección Argentina.
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La historia de Nacif Farías no es la de un dirigente de escritorio. Es la de un sanjuanino que cosechó uva, fue mozo y vendedor de velas en la Difunta Correa, trabajó en la Municipalidad después de no poder continuar jugando al fútbol por lesión, manejó un Ford Falcon como remisero y jamás se despegó del amor por la pelota. Un amor que nació de niño y por el legado que le fue inculcando su padre. Un laburante que peleó desde abajo, se ganó el respeto de los clubes más humildes y terminó dejando una marca profunda en el fútbol del interior de San Juan. Hoy, la crónica lo tiene como uno de los dirigentes más importantes de la provincia y cerca de Claudio Tapia.