El deporte que no conocían y hoy los hace soñar: con sello sanjuanino, el hockey sobre patines llegó a un pueblito de Jujuy
A través del Comité Nacional que dirige el sanjuanino Roberto Roldán, la provincia jujueña apuesta por primera vez al hockey sobre patines en una localidad de no más de cinco mil habitantes. Chicos revolucionados por descubrir el stick y la bocha, y una profesora que durante toda su vida enseñó patín carrera y tuvo que viajar a San Juan para formarse en la disciplina, son el motor de una actividad nueva que ya entusiasma a todos.
En Pampa Blanca, una localidad jujeña de no más de cinco mil habitantes, situada a pocos kilómetros de la provincia de Salta, nunca antes habían visto hockey sobre patines, ni siquiera por televisión. La entrenadora apenas se había cruzado con la disciplina en algún evento nacional de patín -toda su vida practicó y enseñó patín carrera-, y para los chicos todo era completamente nuevo. Sabían poco o nada, pero eso no fue un obstáculo: alcanzó con ver los patines, el palo y la bocha para que la curiosidad se transformara en entusiasmo. Así nació hace pocos días la primera escuelita de hockey sobre patines en el norte argentino, impulsada por un proyecto con sello sanjuanino que despertó ilusión donde antes no existía esa posibilidad.
La persona que se puso al frente de ese desafío es Fabiana Calisaya, profesora de patín carrera, corredora desde los tres años y formadora por vocación. Su vínculo con el hockey sobre patines no nació en Jujuy, sino a cientos de kilómetros, en San Juan. Fue invitada a presenciar el último Panamericano que se disputó en el Estadio Aldo Cantoni y a recorrer escuelas formativas, y esa experiencia le cambió la mirada. “Yo vengo del patín carrera, es muy distinto. Cuando conocí el hockey, el estadio, el nivel de los chicos y el ambiente que se vive, fue una adrenalina hermosa”, expresó. Lo que más la impactó no fue solo el juego, sino el clima, el respeto entre jugadores, técnicos y árbitros, y el aliento que bajaba desde las tribunas.
Con ese aprendizaje volvió a Jujuy convencida de que el hockey podía crecer también allí. Eligió Pampa Blanca porque conoce su realidad desde adentro, además porque tenía el fuerte respaldo del intendente de la comunca, Bruno Monzón. Hace tres años que trabaja en la localidad con patín carrera y sabe que se trata de una zona humilde, con muchas familias dedicadas al trabajo rural y con recursos limitados. “Acá es muy difícil conseguir patines. Muchas veces los chicos no acceden al deporte por una cuestión económica”, explica. Sin embargo, había algo que se repetía cada vez que entrenaba y que terminó siendo una señal clara.
En el playón municipal, mientras Fabiana daba clases, los chicos se acercaban una y otra vez con la misma pregunta: “Profe, ¿no tiene unos patines para prestarme?”. La mayoría eran varones. “Fue el único lugar donde vi tantos chicos interesados. Ellos siempre ven el patín como algo para nenas, pero acá se sentaban conmigo, hacían el estiramiento con zapatillas, aunque no tuvieran patines”, cuenta. Esa insistencia, esa curiosidad constante, fue el primer indicio de que algo distinto podía pasar.
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El empujón definitivo llegó desde San Juan. A través del Comité Nacional de Hockey sobre Patines, que dirige el sanjuanino Roberto Roldán, excampeón del mundo y también Presidente de la Federación Sanjuanina de Patín, el proyecto tomó forma. El objetivo era claro: llevar el hockey a lugares donde nunca había existido, acompañando con materiales y presencia, sin apurar procesos. Diez pares de patines extensibles, diez palos y diez bochas alcanzaron para cambiar la realidad de Pampa Blanca.
Cuando los materiales llegaron, el impacto fue inmediato. Los chicos se agruparon alrededor, esperando turno, con ansiedad y sonrisas tímidas. “Había tantos que teníamos que darles unos veinte minutos a cada uno para que puedan probar, porque había que compartir”, recordó Fabiana. Muchos se subían por primera vez a un patín; otros, apenas lograban el equilibrio, ya querían agarrar el palo y empujar la bocha. “Son muy aguerridos. Apenas se subieron, le agarraron la mano enseguida”, expresó la profe, todavía sorprendida por la rapidez con la que se apropiaron del juego.
La emoción no fue solo de los chicos. Las familias se acercaron, miraron, preguntaron. Algunas madres incluso quisieron probar, aunque siempre se priorizó a los niños. “La experiencia de subirse a un patín era algo que nunca habían vivido”, señaló Fabiana. Hoy la escuelita funciona todos los miércoles, de 18 a 19, y ya hay chicos anotados que esperan cada clase como si fuera una cita especial.
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Detrás de esta historia hay un proyecto mucho más profundo. Roldán lo explicó como un proceso que venía gestándose desde hace tiempo. “Hay muchos héroes anónimos que jugaron al hockey en San Juan, Buenos Aires o Mendoza y que se fueron a otras provincias. Allá enseñaban como podían, pero sin apoyo”, señala. La creación del Comité Nacional permitió ordenar ese crecimiento y acompañarlo con una idea común de sumar provincias, capacitar, donar materiales y construir desde abajo.
Pedro Acosta, coordinador nacional de promoción y desarrollo, fue clave para que el proyecto se concretara en Jujuy. El contacto con la Asociación Jujeña de Patín, el diálogo con el municipio y la decisión de empezar con una sola escuelita marcaron el camino. “Si no hay materiales, la gente no se acerca. Por eso lo primero fue garantizar los patines, los palos y las bochas”, explicó. La idea es que el hockey se conozca, se practique y, con el tiempo, se consolide.
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Hoy Jujuy se suma a un mapa cada vez más amplio donde el hockey sobre patines empieza a crecer fuera de su cuna histórica. Provincias como Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Chubut y otras ya dieron sus primeros pasos, y varias más están en camino. En todas, el denominador común es el mismo: el impulso que nace en San Juan.
En Pampa Blanca, mientras tanto, el sueño ya empezó a rodar. Fabiana lo imaginó futuro, sin apuro, pero con ilusión. “Sería un sueño para ellos conocer el Cantoni. Cuando yo entré, me quedé muda de lo hermoso que es”, confesó. Los chicos también sueñan: con aprender, con mejorar, con viajar y, algún día, jugar. Lo cierto es que la bocha ya está en movimiento, y nadie quiere que se detenga.