Para crecer es necesario cuestionar el camino trazado. El crecimiento social es fruto de estos cuestionamientos y del debate sobre usos y costumbres que vienen dados de generación en generación pero que perpetúan formas de dominación. La lucha de la colectiva feminista permitió establecer mea culpas individuales y también en términos colectivos. Gracias a la visibilización de las asimetrías que sustentan el patriarcado, tanto individualmente como socialmente se produjeron muchos despertares. Esta introducción tan larga es necesaria para contar qué nos pasó como medio de comunicación. Tiempo de San Juan cambió, mutó, evolucionó luego de un camino de introspección y decidimos darle de baja a la entrevista descontracturada, una nota que objetivaba los cuerpos de las mujeres. Con el adiós a esta sección, marcamos un antes y un después interno que permitió evaluaciones constantes sobre el abordaje de temas de género y de los colectivos de las diversidades.
A tono con los 2000, la descontracturada nació como una sección en la cual mujeres protagonizaban producciones fotográficas y hacían declaraciones fuertes, algunas relacionadas con su vida íntima. El primer cuestionamiento fueron las preguntas que se les hacían a las fuentes. Internamente arrancaron los debates y se decidió bajarle el tono a los interrogantes. Las preguntas ya no estaban orientadas al plano sexual. Ese fue el primer paso.
La organización de las luchas feministas en todo el país continuaba y su visibilización -negada durante años- puso sobre la mesa la profundidad del reclamo colectivo. Los que nacieron con otro chip, comenzaron a comprender que era necesario ser permeable al cambio, entendiendo que está mal usar el cuerpo femenino como carnada.
Después del cambio de las preguntas, hubo redireccionamiento de las producciones fotográficas. La ropa interior y las escenografías conectadas a lo sexual quedaron en el pasado. Y hasta las poses de las modelos mutaron. Quedó atrás la mujer cumpliendo fantasías de un macho alfa. Lo mismo, faltaba camino aún para terminar de enterrar un producto que nació con lógica machista.
En noviembre del 2013 se desarrolló en San Juan el 28 Encuentro de Mujeres. En las rondas de debate se puso en el eje de la discusión la imagen de las mujeres en los medios de comunicación. Las periodistas de este medio que participaron en esos idas y vueltas de ideas llevaron a las reuniones de los miércoles la discusión. A pesar de que no se tomó una determinación sobre el fin de la descontracturada, sí se encendió una mecha.
Los periodistas que se hicieron cargo de la sección informaron las dificultades que traía conseguir protagonistas femeninas. Al mismo tiempo, las grandes publicaciones mundiales como Playboy dejaron atrás los desnudos totales. Eran muchas señales y el equipo de Tiempo de San Juan decidió no ignorarlas. Y finalmente, la cosificación terminó. La sección quedó en el pasado de Tiempo. Abrir el diario papel y que esas dos páginas fueran ocupadas por información fue una victoria.
Terminar con la descontracturada fue desaprender todo lo que hemos aprendido de forma inconsciente e impuesta y analizar individualmente el cómo y el por qué se utilizan a las mujeres con fines mercantilistas y patriarcales. Al tomar dimensión de lo que implica cosificar el cuerpo de las mujeres, se toman decisiones y Tiempo de San Juan dio un paso contra las violencias machistas.
Cambiamos. Nos dimos cuenta. Continuamos con el debate interno cuando hay noticias de género. A veces nos equivocamos. Otras no. Pero nunca dejamos de cuestionarnos. Porque así se crece.