El 1º de diciembre de 2004 fue un día que marcó por completo a Alicia Mónica Ávila, o mejor dicho a la alcaide Alicia Mónica Ávila, quien trabaja hace 18 años en el Servicio Penitenciario Provincial. En este 8 de marzo, efeméride reconocida por ser el Día Internacional de la Mujer, una de las personas referentes del Penal de Chimbas contó su historia en dicha institución, en la que rompió con varios prejuicios por parte de su familia y donde logró varios objetivos profesionales y personales.
“Cuando la gente me pregunta donde trabajo, luego me dicen que es un lugar complicado, que mi trabajo es difícil o ‘es feo’”, le dijo Ávila a Tiempo de San Juan. A pesar de ello, hace más de 18 años, ella eligió ser parte del Servicio Penitenciario Provincial. “Yo era profesora de inglés en escuelas rurales. Un día vi un anuncio en el diario sobre una oferta laboral en el Penal de Chimbas, accedí y me llamaron. Nunca dudé en ingresar”, relató.
En ese momento, la noticia no fue del agrado de su familia, principalmente de su padre y madre. “Ellos me decían: ‘Cómo invertimos en tu educación para que terminaras en el Penitenciario’”, recordó Ávila. 18 años después, toda su familia sabe que este trabajo es su pasión y están orgullosos de su dedicación.
“Nunca dudé en ingresar al Servicio Penitenciario”, recordó. “Nunca dudé en ingresar al Servicio Penitenciario”, recordó.
Además, antes de entrar a este organismo le tocó vivir situaciones personales muy difíciles: “Caminaba muchos kilómetros para no cobrar nada como profesora. Yo quería tener una seguridad económica, a pesar de que entré como seguridad y no como profesora”. “En 2004 también padecí el fallecimiento de mi hijo. Tras tomar la decisión de ingresar al Servicio Penitenciario, una persona conocida me aconsejó: ‘Si vos tenés futuro, recordá que no tenés pasado’, ya que en ese momento no tenía más que recuerdos ni grandes obligaciones”, declaró.
La alcaide, quien actualmente se desempeña en el sector Infraestructura de laborterapia y trabaja en la Escuela de Seguridad Penitenciaria, aseguró que aprendió a querer a esta institución. “Me dio muchas satisfacciones. Es una elección de la que no me arrepiento porque me dio muchas cosas”, abundó.
Para Ávila, los trabajadores del Servicio Penitenciario Provincial son un eslabón muy importante en la cadena de servidores públicos. Para ella que hay que visibilizar esta labor y sobre todo siendo mujer.
La transformación del rol de la mujer en el Penal de Chimbas
La profesional, quien tiene dos hijas, también destacó que en el 2004 las mujeres eran totalmente invisibles en el penal. “Solamente nos dedicábamos a estar en la seguridad del sector de mujeres. Si te destacabas muchísimo, eras premiada para trabajar en la requisa”, dijo.
“La cárcel la manejaban los hombres”, contó Ávila. “La cárcel la manejaban los hombres”, contó Ávila.
“Hay un cambio y estamos en transformación actualmente. Tenemos que pensar que hace 18 años estos logros eran imposibles de imaginar. Sin embargo, no todas las mujeres llegan a los cargos de elite”, dio a conocer.
Ávila recordó que ese año hubo hombres que eran jefes en el sector de mujeres, y ni siquiera había mujeres manejando una movilidad o que pertenecieran a grupos especiales como Canes. “La cárcel la manejaban los hombres. Trabajo y producción era para ellos y la mujer estaba en el taller de costuras”, expresó.
Con el paso del tiempo, hubo cambios favorables. “En 2016 me tocó la primera oportunidad de ser jefa en el sector de mujeres y volví durante la pandemia, en la que reemplacé en el cargo a otra mujer: la oficial Norma Iragorre”, exclamó.
Actualmente, la profesional expuso que se piensa en que haya un grupo especial conformado únicamente por mujeres.