El asfalto de la Calle 5 no lleva ni un mes de inaugurado y ya es sede de una nueva y peligrosa moda que preocupa a vecinos y la Policía de San Juan: las "picadas" de motos. Lo que fue concebido como un avance en infraestructura vial se convirtió en una pista de carreras improvisada, generando un grave riesgo para la seguridad pública.
El comisario general Fabián Correa, jefe de operaciones del D3, confirmó este lunes en dipalogo con Radio Light la creciente inquietud por esta situación. "Ya tenemos la Calle 5 entre Frías y San Miguel como el nuevo punto de encuentro de ellos", admitió el funcionario. La Policía ya comenzó a actuar en la zona, realizando operativos desde la noche del domingo, entre las 00:00 y la 1:30 de la mañana, tras recibir alertas.
El principal desafío para los uniformados es la rapidez con la que se organizan estos eventos. "En cualquier momento después de las 21, 22 horas se juntan los grupos, mensajes, inmediatamente llegan al lugar y forman una picada, algo muy rápido", explicó Correa. Esta espontaneidad dificulta las tareas preventivas, ya que en cuestión de "5 o 10 minutos se juntan dos o tres motos, vehículos".
Ante este escenario, la estrategia policial apunta a la prevención y evitar las persecuciones a toda costa. El comisario destacó: "He tenido que dar la directiva de que no quería persecuciones. Yo no permito persecución porque yo tengo que resguardar la integridad del joven". Advirtió que una persecución a alta velocidad puede derivar en una tragedia. "En una persecución, cae un niño, en el peor de los casos un fallecimiento, en los menores de los casos una fractura múltiple", argumentó, contrastando estas graves consecuencias con una simple contravención que cometen al ser sorprendidos.
En lugar de una "cacería", la policía opta por operativos de presencia, con balizas encendidas y controles vehiculares para disuadir a los jóvenes. Sin embargo, la tarea no es sencilla, ya que muchas veces los participantes cumplen con la reglamentación básica. "Muchas veces uno se encuentra con esos jóvenes con seguro, tarjeta verde, carné de conducir, van con las luces que corresponden, van con casco". Es decir, en regla están, lo que hacen con las motos es lo que no está en regla, según detalló Correa.
Un problema que va rotando
La Calle 5 es solo el último eslabón de un circuito itinerante de "picadas". La Policía viene identificado numerosos puntos de encuentro que los jóvenes van rotando para evadir los controles. Entre los lugares más frecuentes se encuentran El Pinar; el monumento al ciclista; la zona del embarcadero de Punta Negra y zonas en San Ceferino.
En El Pinar, por ejemplo, los operativos han logrado ser más efectivos por ser un lugar "más fácil para trabajar", permitiendo controlar las situaciones una vez que reciben los llamados. No obstante, Correa reconoció que es un problema persistente que se mantiene a pesar de las intervenciones pasadas.
El llamado a la comunidad
Frente a la dificultad de anticipar dónde y cuándo ocurrirá la próxima picada, el comisario Correa hizo un pedido explícito a los vecinos: la colaboración es fundamental. "Lo que les pedimos a los vecinos, le pedimos a la ciudadanía que nos llamen inmediatamente al 911", instó. El objetivo es que las alertas tempranas permitan desplegar una acción preventiva antes de que la situación escale y el riesgo aumente.
La presencia policial en la zona es frecuente, dijo Correa, con la comisaría y unidades operativas a escasos metros, pero el aviso a tiempo sigue siendo la herramienta más eficaz para actuar antes de que ocurra una tragedia. "Tienen que tomar conciencia del mal que pueden causar en una situación de una picada o hacer destrezas con las motos. A un tercero, una familia", concluyó el funcionario, subrayando el peligro latente que estas prácticas representan para toda la comunidad.