José Olivera tiene 33 años, es de Chimbas y desde hace doce años es personal trainer. Pero este verano decidió darle un giro inesperado a su profesión: salió a las calles con una cámara, una cuerda, algunos premios y una idea simple pero poderosa. “Lo que hago es hacer ejercicio a la gente y, a cambio, les doy un premio. Es un incentivo, una forma de motivar a que se muevan”, cuenta. Así nació @elcouchviral, su alias en TikTok, donde ya acumula miles de reproducciones.
El proyecto empezó en septiembre, casi por impulso. Olivera veía TikTok “de vez en cuando”, hasta que notó el alcance que tenían los desafíos virales y pensó en adaptarlos al entrenamiento. “Tenía ganas de volver a entrenar personas. Cuando hace calor la gente sale más y se motiva. Quería hacer algo que sirviera, un dos por uno: entrenar y ayudar”, explica.
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Los premios salieron primero de su propio bolsillo, pero pronto se sumaron colaboradores. Uno de ellos fue el empresario chimbero Ricardo Buteler, que suele apoyar a emprendedores. “Después se fueron sumando otros. Los últimos videos los hice con mostaza, a cambio de saltar la cuerda”, detalla. La dinámica es siempre la misma: propone un desafío rápido —flexiones, sentadillas, saltos— y quien se anime se lleva un regalo.
Lejos de generar rechazo, sus intervenciones callejeras reciben aplausos. “Todo lo contrario: tengo un video con un tío que vende sanguches y le encantó. Todos los comentarios son positivos. Voy por la calle y me dicen que me siguen en TikTok”, asegura. De hecho, uno de sus clips más vistos supera las cien mil reproducciones: el de un vendedor de medias en la Peatonal que aceptó hacer unas flexiones a cambio de una venta segura.
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El impulso que generó su cuenta trajo nuevas oportunidades. “Me llamaron de un sindicato para que haga videos. Ahora estoy trabajando con ellos de forma esporádica como parte de prensa”, cuenta. Es él mismo quien filma y edita todo el contenido, mientras continúa estudiando para obtener una capacitación docente: “Siempre quise enseñar. Esto tiene un poco de eso también”.
Aunque sus días se reparten entre las tareas del sindicato, el estudio y la producción de contenido, Olivera asegura que tiene muchas ideas en camino. Una de ellas está pensada para Navidad: “Quería hablar con jugueterías para hacer desafíos con chicos y darles un juguete a cambio, algo chiquito pero lindo”.
Mientras tanto, su presencia en las calles ya genera conversación. “Tengo parientes que vienen de otras provincias y dicen que en San Juan se ve mucha gente haciendo ejercicio. Y sí, capaz es cincuenta y cincuenta, pero cada vez hay más”, reflexiona.
Con su cuerda, su buena onda y su celular, José Olivera convirtió un gesto simple en un movimiento: motivar a los sanjuaninos a entrenar, incluso en la vereda, incluso por un premio mínimo. Y, sobre todo, demostrar que el ejercicio puede ser accesible, divertido y colectivo.