Cuando hablamos de ausencias, hablamos no solamente de fallecimientos de personas que amamos, sino también de personas que ya no están en nuestras vidas, a las que quisimos, y están vivas, cuyo duelo en muchas ocasiones es igual de doloroso que cuando alguien se muere.
En estas fechas, es muy difícil sobrellevar una situación de perdida, (física o emocional) y aún más cuando sólo recibimos mensajes de lo bonita y felices que son las navidades, bombardeandonos los anuncios de imágenes de familias felices cenando juntas. Sentimos cierta presión de que tenemos que estar bien cuando quizás, solo nos apetece justo lo contrario, pestañear y que todas las fiestas se hayan acabado, porque realmente estamos en pleno duelo y con nuestras emociones a flor de piel.
Tipos de duelos
El duelo es la tristeza profunda que sentimos cuando se muere un ser querido.
La muerte de un ser querido puede ser un gran cambio en tu vida. Lleva un tiempo afrontar esa pérdida y encontrar maneras de adaptarse a esa ausencia. La medida en que te afecte el duelo por la muerte de un ser querido depende de lo cerca que te sentías de la persona que acaba de fallecer, también depende del papel que desempeñaba esa persona en tu vida.
A menudo, el duelo es más intenso cuando hace poco que ha muerto la persona. Pero hay gente que no siente la pérdida de inmediato. Puede sentirse como insensible, en estado de shock o no acabárselo de creer. Puede llevar un tiempo hacerse a la idea de que la persona se ha ido y nunca más la volveremos a ver.
El duelo emocional es un proceso de adaptación que nos permite restablecer el equilibrio personal que ha quedado alterado por una pérdida no física, sino emocional, propiciado por una ruptura.
Las consecuencias emocionales están directamente relacionadas con la persona o personas que hemos perdido y también con el modo en el que se ha producido la pérdida: el tiempo de relación, la intensidad y las circunstancias de esa relación, lo imprevisto de la pérdida… Pero siempre supone un gran dolor, tristeza, desestructuración y desorganización.
A pesar del sufrimiento que causa, el duelo emocional es un proceso necesario y ayuda a adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de esa persona o personas, y es fundamental, para conducir correctamente el vínculo afectivo de forma que sea compatible con la realidad presente.
Su duración es muy variable, pero podemos considerar que los dos primeros años suelen ser los más duros, de todas formas cada persona tiene su propio ritmo y necesita un tiempo distinto para la adaptación a su nueva situación. Sobre todo no hay que desalentarse, confía en que saldrás adelante.
¿Cuáles son los síntomas más comunes de ambos duelos?
Cada persona sufre el duelo de manera diferente, es algo muy personal y que depende en gran medida de la forma de gestionar las emociones. Los síntomas más comunes en ambos duelos serian:
- Tristeza profunda y persistente
- Ansiedad y/o miedo
- Irritabilidad o enojo
- Sentimiento de vacío o soledad
- Fatiga o agotamiento
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
- Pérdida de interés en actividades cotidianas
- Cambios en el apetito y el sueño
- Sensación de culpa o autocrítica
- Desesperanza o sensación de que la vida carece de sentido.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas son normales después de una pérdida significativa y generalmente disminuyen con el tiempo. Sin embargo, si los síntomas persisten o empeoran, es posible que sea necesario buscar ayuda profesional para que no se haga crónico el proceso del duelo.
Recomendaciones para afrontar el duelo en Navidad
- Evitar el aislamiento, no te guardes tu dolor.
Es importante no encerrarte en tu dolor, compartir cómo te sientes con tus seres queridos, no tienes que aparentar que todo está bien. Si tenemos hijos pequeños es importante trabajar el duelo con ellos, si son lo suficientemente conscientes puede ser que ellos también estén echando en falta a esa persona. Te recomendamos de estar junto a ellos en estas fechas y no fingir nuestras emociones, deben de ver que es normal estar triste, pero que también se puede revertir esa sensación.
Debemos de intentar seguir con nuestro día a día, hacer las actividades que nos hacían felices, y nos hacían bien, aunque ahora las disfrutemos menos.
De igual manera no debemos de dejar de saludar a nuestros afectos por mensajes, tenemos que participar e interactuar con el resto de las personas que queremos y nos quieren.
No debemos de sentirnos mal por sentir alegría o querer disfrutar de las fiestas. No pasa nada por reírnos o pasar un buen rato, eso no significa que no echemos de menos a esa persona. Nuestra vida sigue y debemos de disfrutar de ella.
- Expresar emociones y deseos.
Comunicar abiertamente el estado emocional y las preferencias respecto a las celebraciones ayuda a establecer límites y recibir apoyo del entorno.
- Realizar reuniones familiares previas.
Reunirse con todos los miembros de la familia, incluidos niños y adolescentes, para decidir cómo afrontar las festividades permite validar las emociones de todos y tomar decisiones conjuntas.
- Naturalizar la emotividad negativa.
Reconocer y permitir la tristeza por la ausencia es un paso importante. Simbolizar la presencia del ser querido, como incluir una fotografía o encender una vela, puede ayudar a honrar su memoria y sentir su legado.
- Acompañar a niños y adolescentes en el duelo.
Ofrecer información clara, transmitir seguridad y permitirles expresar sus emociones es esencial. Los niños suelen tomar a los adultos como referencia para enfrentar la pérdida.
- Conéctate con tus seres queridos, con los que están.
El apoyo de los que están, es fundamental durante estos días navideños. Conectar con amigos y familiares, compartir momentos de calidad y expresar lo que sientes te ayudará a disminuir la sensación de aislamiento y aumentar tu bienestar emocional. No subestimes el poder de una conversación sincera o de un abrazo, pídelo si lo necesitas.
El fin de año puede ser un desafío emocional para enfrentar las ausencias, pero con las estrategias adecuadas puedes amortiguarlo con equilibrio y bienestar. Acepta tus emociones, date tus tiempos y espacios, cuida de ti mismo, organiza tus tareas con anticipación y establece metas realistas.
Recuerda que no hay una forma correcta de vivir las festividades, pero lo más importante es ser auténtico contigo mismo y cuidar tu salud emocional. No temas recordar a quien no está, pero hazlo con alegría, evitando impregnarte de dolor y contagiar a todos.
Aunque te cueste piensa que todo sucede por algo, y aunque la ausencia duela y no le encuentres explicación, céntrate en los que están a tu lado y te quieren ver feliz.
Escrito por: Carlos Fernández. Coach y psicólogo.
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