La escena de la tragedia en Ruta 40: la crudeza que dejó la muerte del verdulero y un peligro latente
El fatídico episodio ocurrió el viernes último y, cuatro días más tarde, el dolor aún se percibe en el lugar donde Juan Agapito Cabrera perdió la vida. Pese a los semáforos y demás señales, la imprudencia de algunos conductores eleva los riesgos en un tramo mortal y ubicado a 2,5 km de otro punto letal.
A cuatro días de la tragedia en Ruta 40, que se cobró la vida del hombre de 72 años que vendía verdura en la banquina, Tiempo de San Juan acudió a la dramática escena y no sólo encontró vestigios del fatídico episodio, sino también advirtió un factor alarmante: la imprudencia de algunos conductores que elevan los riesgos.
En la intersección de la vía con Calle 9, con dirección hacia el Sur, Juan Agapito Cabrera fue embestido por un vehículo utilitario luego de un triple choque y, producto de las heridas que sufrió, falleció cuando iba a ser trasladado al hospital. La muerte del verdulero, que hacía años que tenía su puesto a la vera de la ruta, generó un fuerte impacto y, por ello, en el lugar decidieron recordarlo con una cruz y una flor.
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En honor a su memoria, allegados y conocidos de la víctima fatal le rindieron tributo al costado del asfalto, en el mismo sitio donde todavía se observan elementos del siniestro mortal. Entre vidrios rotos, pedazos de plástico y restos de neumáticos, junto a las cintas de "peligro" que rodearon la escena, se distinguen algunas de las verduras de su chacra que comercializaba.
No obstante, y muy cerca del dolor, la velocidad y la imprudencia de algunos gana presencia. Es que, pese a los semáforos en el cruce y las dos señales de tránsito que advierten el peligro, hay conductores que parecieran no darle la atención debida pues -en apenas 5 minutos- este diario fue testigo de algunas maniobras riesgosas.
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El grueso de los vehículos, entre ellos varios camiones, se desplazan a gran velocidad por Ruta 40 y, por tanto, hay quienes alcanzan los 110 km/h como máxima permitida. Sin embargo, el cruce obliga a levantar el pie del acelerador. A poco de que finalice el tramo renovado y empalme con la "vieja ruta", un cartel advierte que la máxima debe ser de 80 km/h, mientras que al poco andar otra señal avisa sobre el cruce de caminos. Lo que sigue es el semáforo.
Pese a las advertencias, en algunos casos pasan desapercibidas y el peligro resulta latente. Es que, como no bajan la velocidad, intentan transitar con la luz verde, aunque no todos lo logran y, por apenas segundos, cruzan el semáforo en rojo. Otros conductores, con mayor sensatez, "clavan" los frenos y evitan cualquier desgracia.
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Consultado por este diario, el instructor de manejo Jorge Ibáñez, remarca que la imprudencia es un síntoma que no encuentra cura y que no sólo afecta a los conductores, sino también a todos, incluidos los peatones. El especialista explica que las leyes de tránsito prohíben que una persona permanezca varada en la banquina de una ruta, dada la peligrosidad que ello representa.
La intersección de la Ruta 40 con Calle 9 queda a sólo 2,5 km de otro cruce mortal: la Ruta 40 y Calle 11, donde se desató el triple choque fatal en 2022. Allí se han registrado diversos siniestros viales con víctimas fatales, siendo parte ambos puntos de los 17 kilómetros de la desgracia en la Ruta 40. Exactamente un año atrás, este diario publicaba un informe que colocaba a la Ruta 40 de San Juan como uno de las 8 vías más mortales del país.
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