Por la siesta del 26 de diciembre de 2024, una discusión de pareja en una vivienda de Chimbas se transformó en una brutal tentativa de femicidio. Raúl Ariel Salinas atacó a su ex, P.G., con un cuchillo tramontina. Creyó haberla matado y, en un acto tan atroz como desesperado, llamó a su hija para decirle: “He matado a tu madre”.
El hecho ocurrió frente al hijo menor de ambos, de tan solo siete años, y en medio de los gritos que alertaron a los vecinos del barrio. Según la investigación, la secuencia de violencia comenzó cuando Salinas le arrojó un vaso de vidrio al rostro a la mujer. Luego, la atacó con el mismo trozo de vidrio y, fuera de sí, tomó el cuchillo y comenzó a apuñalarla en el cuello, la mandíbula y el brazo izquierdo.
Paola cayó al suelo. Él la tomó del pelo y la arrastró hasta la vereda, dejando un rastro de sangre desde el comedor hasta la acequia frente a la casa. Allí continuó con la agresión, mientras le gritaba insultos misóginos y repetía que iba a morir. Los vecinos, horrorizados, salieron a la calle e intentaron detenerlo. Sus llamados al 911 fueron decisivos para salvarle la vida a la mujer, que fue trasladada de urgencia al Hospital Rawson.
El informe médico posterior constató lesiones graves en distintas partes del cuerpo -rostro, cuello, brazos y piernas- y determinó que Paola sobrevivió de milagro. Pasó por urgencias, terapia intensiva y debió ser suturada en múltiples zonas.
Mientras tanto, creyendo que su expareja había muerto, Salinas volvió a la vivienda y tomó el teléfono. Llamó a su hija mayor y le confesó el crimen: “He matado a tu madre”. Esa llamada fue una de las pruebas más contundentes en su contra.
Durante la investigación, la Policía secuestró el cuchillo, un cuaderno en el que el agresor había escrito sobre los conflictos de pareja y el teléfono con el registro de la llamada. Los análisis genéticos confirmaron la presencia de sangre de ambos en el arma.
Este martes, ante el juez Eugenio Maximiliano Barbera, Salinas decidió aceptar su responsabilidad y firmar un acuerdo de juicio abreviado. Así, evitó el juicio oral y reconoció haber intentado asesinar a su expareja.
El magistrado lo condenó a 10 años de prisión efectiva por homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, en grado de tentativa. El fallo también ordena que continúe bajo prisión preventiva hasta que la sentencia quede firme y sea trasladado al Servicio Penitenciario Provincial.
El expediente fue investigado por la UFI CAVIG y con la intervención del fiscal Leonardo Arancibia, expuso con crudeza la violencia extrema ejercida contra la damnificada. El juez destacó que la víctima estuvo en riesgo de vida y que el accionar del condenado “afectó directamente el bien jurídico más protegido: la vida”.
Salinas llevaba casi diez meses detenido. Este martes, su futuro quedó sellado: una década tras las rejas por haber querido matar a su expareja.
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