Pamela David mantuvo una charla muy íntima con Carolina Saavedra, a quien cariñosamente llama su “hermana nueva”. El apodo tiene una explicación clara: recién hace ocho años ambas descubrieron que compartían lazos de sangre y, desde ese momento, comenzaron a construir un vínculo que hoy consideran sólido y reparador.
En su visita a Desayuno Americano (América), Carolina —nacida de una relación que Alberto David mantuvo fuera del conocimiento público— destacó cuánto significó para ella acceder a su verdadera identidad a los 34 años. “Saber de dónde venimos es fundamental para ubicarnos en el mundo. Yo crecí en la casa de mi abuelo y viví con él hasta que me casé. Aunque mi familia me contenía, siempre tuve la sensación de que no terminaba de encajar del todo”, relató.
Con el tiempo, esa incomodidad la llevó a buscar respuestas. Saavedra recordó que comenzó a identificarse con testimonios de personas que descubrieron su origen biológico siendo adultas, como ocurrió en el caso de Ignacio Carlotto. “Hay algo interno, una intuición que te marca que falta una pieza. Y cuando aparece ese ruido, hay que escucharlo”, expresó. En ese proceso, también rememoró el instante en el que alguien cercano le señaló el parecido físico que tenía con Alberto David, lo que terminó de encender sus dudas.
Carolina contó que la muerte de quien la crió fue un punto de quiebre. “Me di cuenta de que nunca había podido preguntarle la verdad. Y mi mamá, por una enfermedad que afectó su memoria, tampoco podía explicarme nada”, dijo. Esa falta de respuestas la impulsó finalmente a enfrentar la situación. Al reencontrarse con Alberto, él mismo se adelantó a sus preguntas: “Nos sentamos a hablar y antes de que dijera nada, me dijo que sabía lo que venía a preguntarle: ‘Soy tu papá’”.
A partir de esa revelación, Saavedra aseguró que inició un proceso profundo de reconstrucción personal. “Tuve que mirarme de nuevo, redefinirme y empezar a trabajar en esta identidad que recién estaba descubriendo”, afirmó.
Pamela, por su parte, contó que desde pequeña sabía que existía otra hermana, aunque nunca la buscó por respeto al pedido del hombre que crió a Carolina: él había decidido que la verdad no se revelara mientras viviera. “Mi papá siempre lo supo, pero había un compromiso con el papá adoptivo de Caro, que quería criarla como una hija más y mantener en reserva su origen. Se respetó esa voluntad”, explicó la conductora.
Aun así, Pamela reconoció que siempre tuvo deseos de conocerla. El encuentro finalmente ocurrió por azar en un boliche, donde ambas se reconocieron de inmediato por su parecido físico y hasta por la forma de gesticular. “Ella es como el punto intermedio entre Karina y yo”, comentó Pamela entre risas, destacando las similitudes entre las tres hermanas.