A casi dos semanas de la tragedia ocurrida en el camping de Rawson -donde un niño de 13 años perdió la vida tras ser aplastado por un arco-, un nuevo episodio volvió a encender las alarmas en el futsal sanjuanino. Esta vez, el final fue menos doloroso, pero no por ello menos impactante: un arco volvió a caerse en pleno partido y, de milagro, no terminó en otra desgracia.
El hecho ocurrió hace una semana durante el encuentro que disputaban la reserva de Defensores de Argentinos y Barrio Mercedario, correspondiente a la Reserva de la Liga Sanjuanina. El partido transcurría con normalidad hasta que un ataque de Mercedario desencadenó el susto colectivo.
En una jugada ofensiva, un remate potente del conjunto visitante dio de lleno en el travesaño. El impacto fue tan fuerte que dejó al arco visiblemente inestable, tambaleando ante la mirada de todos los presentes. Sin embargo, la acción continuó. En la jugada siguiente, la pelota volvió a quedar en posesión de Mercedario, justo en el momento en que el arquero de Defensores salió a achicar. Fue allí cuando ocurrió lo inimaginable: el arco se desplomó.
La escena, presenciada por jugadores, cuerpo técnico y el público, generó un inmediato grito colectivo de alerta. "¡Pará, pará!", se escuchó desde todos los sectores de la cancha, mientras el árbitro pitaba desesperadamente al ver la estructura venirse abajo. Por fortuna, el arquero logró salir del área en el instante justo y el arco cayó sin golpear a nadie.
El episodio, inevitablemente, reavivó el recuerdo del reciente accidente en Rawson. En apenas dos semanas, una situación similar volvió a repetirse, aunque esta vez sin consecuencias fatales. Aun así, dejó expuesto un problema que ya no puede esperar: la urgente necesidad de revisar, asegurar y homologar las estructuras de juego en todas las canchas donde se practica futsal.
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Video colaboración: Sueños en Juego (@suej__sj)