La misteriosa aparición de Augusto Pérez Garro, ex presidente del Club Sportivo Desamparados, sorprendió este lunes durante el juicio por la muerte de Julieta Viñales, la joven de 18 años que falleció días después de ser operada de las amígdalas.
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SUSCRIBITESe trata de Augusto Pérez Garro, quien presidía el club del barrio Patricias Sanjuaninas hasta agosto pasado. Estuvo en la audiencia más cruda, sentado junto a los familiares del médico sospechado de mala praxis.
La misteriosa aparición de Augusto Pérez Garro, ex presidente del Club Sportivo Desamparados, sorprendió este lunes durante el juicio por la muerte de Julieta Viñales, la joven de 18 años que falleció días después de ser operada de las amígdalas.
Ese día se dio una de las audiencias más crudas del juicio, en la que declararon los padres de la víctima y apuntaron directo contra el médico imputado por mala praxis, Maximiliano Babsía. Con el profesional a pocos metros de distancia, la madre de Julieta, Cyntia Aboal, aseguró que el especialista nunca dio la cara tras el paro cardíaco que dejó a su hija con muerte cerebral y relató, con dolor y entre lágrimas, cómo tuvo que auxiliarla ella misma ante una feroz hemorragia. Frente al juez Ricardo Moine, recordó paso a paso el proceso desde la operación hasta el trágico desenlace, enfatizando que el médico nunca fue sincero sobre el estado de salud de Julieta.
Lo llamativo de la jornada fue la presencia de Pérez Garro en la audiencia, sentado junto a los familiares del profesional acusado. Se desconoce qué tipo de vínculos mantiene con Babsía, lo cierto es que este lunes se lo vio en Tribunales acompañando al imputado.
El ex dirigente del club del barrio Patricias Sanjuaninas dejó la presidencia en agosto, tras una gestión marcada por polémicas económicas y conflictos internos.
El club puyutano inició una nueva etapa el 15 de agosto, cuando Martín Sassul fue electo presidente con casi el 70% de los votos, acompañado por Raúl Sánchez en la vicepresidencia y respaldado por referentes históricos como Lucas Ceballos, Manuel Guirado y Silvio Prieto. La transición llegó en un contexto complicado, con la necesidad de ordenar una deuda de aproximadamente 30 millones de pesos con los jugadores, correspondiente a tres meses de sueldos impagos.
Durante su gestión, Pérez Garro generó un fuerte malestar en el plantel al decidir retener pagos como sanción por haber denunciado públicamente la crisis económica del club. “Si van a la prensa sicaria con los problemas del club, no cobra nadie más un peso”, escribió en ese entonces en redes sociales, justificando la medida.