La historia del Club Árbol Verde de Jáchal está vinculada de forma directa con la localidad en la que nació 60 años atrás y con la naturaleza que lo rodea, pues su nombre no sólo se debe a la comunidad que integra, sino también a un enorme algarrobo negro de más de 450 años, que supo ser la estrella del lugar y hoy es símbolo de su tradición.
Si bien la vida de la institución protagonista se queda corta al lado del ejemplar que fue declarado como uno de los más antiguos de la provincia y la comparación resulta paradójica, en poco tiempo Árbol Verde se adueñó del fútbol jachallero y, al igual que la especie que le dio origen, se transformó en un gigante del norte sanjuanino.
Orgullosos por el presente de campeón que tienen y las conquistas alcanzadas en los últimos años, sus hinchas se regocijan de satisfacción cuando relucen el escudo, aunque no se olvidan del pasado y, por ello, recuerdan cómo fue el proceso que los llevó a dar el gran salto y ocupar el lugar distintivo donde están.
Cuales guardianes de sus tradiciones, Marcelo Núñez y Carlos Albarracín recuerdan los inicios del Verdolaga, que comenzó a gestarse en los años ’50 y fue fundado oficialmente en 1965. Situado al norte de la zona de Pampa del Chañar, el club arrancó su participación en competiciones en la entonces Liga Pampeana, que reunía a los equipos de los alrededores.
Allí permaneció durante 23 años y, luego, se afilió a la Liga Jachallera de Fútbol para escribir una nueva historia, corta pero robusta, tal como el tronco del algarrobo que lo identifica. Sin embargo, no todo converge en los títulos obtenidos, sino también en el trabajo de aquellos que dieron los primeros pasos y en el esfuerzo de la gente que soñó con un futuro mejor para el club.
“Nuestra historia como club es muy rica por lo que representa para el colectivo de Árbol Verde, que es una comunidad separada de Jáchal”, señala Carlos sobre la escuadra situada a 14 kilómetros de San José, la que siempre, según destaca, fue sostenida por las familias y los vecinos de la zona.
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Marcelo Núñez y Carlos Albarracín, custodios de la historia de Árbol Verde
Pese a que el verde y el blanco son la identificación de su camiseta en tierra jachallera, los colores no siempre fueron los mismos, pues en un principio vestían conjuntos verdinegros. “Cuando entramos a la Liga Jachallera tuvimos que buscar una alternativa, porque esos eran los colores de Racing”, recuerda Marcelo sobre el equipo que tiene un árbol como insignia.
“Acá pasó mucha gente que puso mucho y que se ilusionaron con verlo crecer, con algo distinto, porque cruzar el puente y estar un tanto alejados hizo que todo costara un poco más. Sin embargo, se pudo y por eso debemos estar agradecidos con precursores como Abdón Tañez”, remarca Carlos sobre la figura de uno de los presidentes que los impulsó a soñar en grande y a trabajar por ello, y cuya sede social y deportiva lleva su nombre.
Con Boca del Médano como clásico en tiempos de antaño, al igual que Boca de La Quebrada (que ya no existe tras las inundaciones que sufrió el pueblo y la construcción del dique Cauquenes), la institución se proyectó en la elite del fútbol departamental y, si bien reconoce rivalidad en Peñarol de San Isidro y Pampa Vieja, que son sus vecinos, sus hinchas no dudan en afirmar que hoy su combinado es el rival a vencer para todos.
“Todos nos quieren ganar por esa continuidad que llevamos, somos tres veces campeones, tenemos cinco Copas de Campeones”, explica Carlos aunque, al mismo tiempo, reflexiona: “Estamos agradecidos por eso, pero mucho más por lo que el club representa porque es el lugar de reunión de todos”.
Con una pasión por los colores que se transmite de generación en generación y pese a la distancia de aquellos que emigraron del lugar hacia otros destinos, los representantes reconocen la importancia de Árbol Verde en la vida no sólo de las casi 400 personas que pertenecen a él, sino también en la de la localidad entera y sus pobladores, incluso en aquellos que ya no están.
“Si se está lejos, siempre se piensa en el Árbol Verde”, confiesa Carlos, mientras que Marcelo concluye: “Nacido en la localidad, de joven fui jugador y hoy estoy en mi etapa como dirigente, siempre con el club, es toda una vida acá”.