Lo que comenzó como un regreso esperado a Primera División se transformó en un camino lleno de tropiezos, correcciones, autocríticas y una remontada en el final que no alcanzó para salvar la categoría. Una montaña rusa. Así podría describirse este 2025 para un equipo sanjuanino que este sábado se despidió de la máxima categoría del fútbol argentino, después de competir entre los grandes por apenas 10 meses.
Un arranque letal y el final del ciclo Antuña
Purruco, el mismo técnico y cerebro del ascenso, inició la temporada con banca e ilusión, pero los resultados lo terminaron condenando . En sus primeros 10 partidos, el Verdinegro sumó muy poco (apenas 6 puntos de 30 posibles), mostró falta de juego e ideas y padeció la adaptación al ritmo de Primera. La derrota ante Platense detonó un clima insostenible y derivó en la renuncia del DT, dejando al equipo prácticamente sin norte futbolístico y cada vez más comprometido en la tabla de promedios.
Mercado de pases: el primer golpe que pesó todo el año
Es uno de los reproches más repetidos en los balances internos y externos. Incluso la misma dirigencia, con Jorge Miadosqui a la cabeza, reconoció públicamente que el armado del plantel fue apresurado, con incorporaciones que no rindieron como se esperaba y con demasiados nombres para una estructura que necesitaba menos cantidad y más calidad. Así, el equipo sanjuanino empezó el torneo con un plantel faltó de juego y confianza, sin la jerarquía necesaria para sostenerse en la categoría.
La llegada de Romagnoli: aire fresco, esquema y nombres
El arribo de Leandro “Pipi” Romagnoli marcó un quiebre. Desde su presentación se notó un cambio de energía y de planificación. Trabajó sobre la preparación física, revisó el once titular, rotó nombres en el mediocampo y modificó el dibujo táctico, apostando por un 4-4-2 más agresivo.
Lo cierto es que la idea de juego se volvió más clara, con mayor intensidad, presión y un modelo más directo. Los rendimientos mejoraron y el equipo mostró una competitividad que no se había visto en el inicio de la temporada, aunque la falta de gol también le pasó factura y terminó siendo sin dudas el punto más bajo del año.
El tramo final: una mejoría que encendió la esperanza y un final triste
Con Romagnoli, San Martín logró victorias importantes -incluido el clásico ante Godoy Cruz en el Apertura-y después en el Clausura (Independiente, Gimnasia, San Lorenzo y Riestra)-, y pasajes de solidez defensiva (a excepción del choque con Aldosivi) que devolvieron el entusiasmo. Pero el lastre del arranque fue demasiado pesado. Aunque el equipo cambió la cara, los puntos perdidos en la primera parte condicionaron cualquier aspiración real de permanencia.
San Martín no descendió por lo que hizo en el tramo final, sino en parte por lo que dejó de hacer en el inicio. Un mercado de pases fallido y un ciclo que se desgastó demasiado temprano marcaron el destino. La reconstrucción -con Miadosqui o cualquier otro dirigente a la cabeza- deberá tener en cuenta este paso fugaz por Primera. A no repetir la historia.