Labura en una finca y es jugador de San Lorenzo de Ullum. A la meta hay que perseguirla siempre, pero cuando la economía aprieta y nos vemos obligados a poner en la balanza ciertas cuestiones es cuando se empiezan a simplificar los sueños. No paró nunca, pero hizo una pausa en su vida pensando en los suyos. Se hizo en los potreros de la Villa Aurora, debutó en el primer equipo y después probó con un club porteño. Una ciudad gigante para él solo que no se pudo bancar porque el bolsillo no le daba a pesar de que en San Juan su familia la remó bastante para que él siguiera en aquella provincia. Héctor Pérez: ullunero, jornalero y jugador del Cuervo.
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Todos lo conocen por "El Bebo". Es oriundo del Sur de nuestra provincia, más precisamente de la Villa Aurora, uno de los distritos más importantes del departamento. Vive junto a su madre y sus hermanos en el centro del pueblo, tres de ellos también son futboleros -juegan en Cuarta y el otro alterna con Primera- y viajan juntos cuando hay entrenamiento.
El futbolista que ahora defiende la camiseta Azulgrana en las semifinales del Torneo Local le contó a Tiempo de San Juan que San Lorenzo es como su casa, ya que toda su formación la hizo ahí: "Empecé de muy chico, luego inferiores hasta que debuté, también tuve un paso por Juventud, pero luego volví al club", relató en su regreso al club.
En medio de eso se fue a vacacionar a Buenos Aires, pero nunca pensó que a modo de aventura o de solo largarse, empezaría una nueva oportunidad en San Miguel, una institución que tiene casi 100 años y que milita en la Primera B Metropolitana. A varios kilómetros de su hogar y cuando las papas comenzaron quemar, 'Bebo' tuvo inconvenientes para continuar con el fútbol: "No volví a Buenos Aires por el tema económico. Me costaba mucho pagarme las cosas solo y acá mi familia hacía beneficios para juntar y mandarme dinero. Casualmente cuando regresé a San Juan a mi papá lo habían parado en el trabajo y estaba complicada la mano en mi casa, es por eso que decidí quedarme y ayudarlos a pesar de que ellos querían que yo me fuera a jugar allá", comentó el futbolista.
"Al ver que el tema económico era muy difícil y el sacrificio que ellos hacían para ayudarme a pagar mis gastos era mucho, me quedé. Después de eso quise aportar para ellos, me quedé para trabajar y jugar al fútbol acá, ayudar a mi familia". "Al ver que el tema económico era muy difícil y el sacrificio que ellos hacían para ayudarme a pagar mis gastos era mucho, me quedé. Después de eso quise aportar para ellos, me quedé para trabajar y jugar al fútbol acá, ayudar a mi familia".
Su pasión por el fútbol no la dejó nunca. Alterna el trabajo y los entrenamientos con San Lorenzo, equipo que comanda el Luto Molina y que hoy se encuentra en la semi del Torneo de Invierno. Es jornalero y futbolista, combina ambos y así es como pasa su día a día: ayudando a su familia y sintiendo amor cada vez que pisa una cancha.
"Siempre trabajé en las fincas haciendo mantenimiento de parrales o también cuando sale algún trabajo en changas. Actualmente trabajo en una finca del Sur, hace pocos días que conseguí ese laburo", afirmó el volante que tiene goles importantes con la institución Cuerva.
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