El folklore los atraviesa desde bien pequeños y hace poco menos de un año volvió a convertirse en el celestino que logró reunirlos. Así se explica la reinvención de Descendencia, un grupo que disfruta de la música y, muchos más aún, del sentimiento de familia que comparten.
El fin de semana pasado fueron los encargados de romper en hielo sobre el escenario del 1° Aniversario de la Agrupación ‘El Gaucho de mi Viejo’ y una buena ocasión para repasar el camino vivido.
“Nosotros somos de familias muy tradicionalistas, muy de guitarreros y cantores. Nosotros no hemos estudiado, pero llevamos la música y el folklore en la sangre. Somos un grupo de amigos que terminamos siendo familia. Lo más lindo que tenemos es poder compartir la música”, comentó Cristian Ahumada (primera guitarra y voces), mientras Juan Andrés Donoso (ritmo y voces), Miguel Guevara (segunda guitarra y voces), Rafael Oliva (bombo legüero) y Martín Donoso (primera voz y guitarra rítmica) asentían cada una de sus palabras.
Siempre acompañados de sus parejas e hijos, los miembros de Descendencia están viviendo este segundo capítulo con muchas ganas, parados en la ilusión de lo que está por venir. Al momento de describir qué proponen sobre el escenario, Ahumada -’vocero designado’- afirmó: “A nosotros lo que más nos gusta es el folklore cuyano. Es lo que venimos mamando desde siempre, pero por elección del público tenemos que hacer variado y también meter folklore norteño”.
“Nosotros no dejamos nunca de lado el folklore cuyano. Siempre hay temas cuyanos en nuestro repertorio y y muchos temas que son del cancionero popular, unas cuantas desconocidas que son las que escuchábamos desde niños”, agregó el guitarrista.
A la hora de los ensayos la historia se torna netamente salomónica: “Nos vamos turnando entre las casas de cada uno para que ninguno cargue con todo el peso. Mis cuatro amigos viven en Santa Lucía y yo en Chimbas, y son las familias las que más nos aguantan en todo este camino. Intentamos ensayar dos o tres veces a la semana, pero muchas veces los trabajos y ocupaciones de cada uno complican los planes”.
En cuanto a lo que viene por delante: “A quién no se le pasa la idea de poder grabar algún material, pero, si tengo que ser sincero, la idea de nosotros, el sueño, nuestro único objetivo, es disfrutar cada vez que nos juntamos a tocar”.
“También a todos nos gustaría poder estudiar música, lo que se pueda. Nos hemos dado cuenta que con lo poquito que podemos ir estudiando en el tiempo que nos deja, el resultado es muy diferente, potenciamos lo que ya traemos desde chicos”, completó Ahumada, quien se acordó del Chango Huaqueño como uno de los grandes con los que Descendencia tuvo la posibilidad de compartir escenario.