El cachetazo te lo pega la realidad. Te lo pega caminar con miedo por la calle. Te lo pega cobrar menos por igual trabajo que un hombre. Te lo pega que las denuncias por abuso sexual y violencia de género no paren. Te lo pega que se registre casi un femicidio por día en Argentina. El cachetazo te lo pega Yoselí. Nuevamente esta fecha convoca a las mujeres a unirse en una lucha en la que el temor de los que pueden perder sus privilegios se cristaliza en el odio a la causa feminista.
Ya sé. Te debés estar preguntando por qué el título usa la palabra "onvres". Es una deformación ortográfica intencional que busca apuntar contra el ejercicio del machismo por parte de los hombres.
Todo tiempo pasado no fue mejor. Todo tiempo pasado es testimonio de una memoria que no hay que pasar por alto. La lucha está en lograr que hombres y mujeres tengan igual acceso a oportunidades de desarrollo, a vivir una vida sexual plena, a maternar y paternar en conjunto y sin mandatos sociales.
Cinco a erradicar
1-No nos degraden
La degradación por género abarca múltiples aspectos que hay que desgranar.
Sin cuestionamientos, la sociedad patriarcal ubicó a las mujeres como las encargadas de cuidar enfermos, niños y toda aquella persona que requiera atención. La generación de vínculos sanos implica hombres y mujeres compartiendo estas tareas, delegándose mutuamente la tarea de estar.
Maternar y paternar son igualmente importantes, el machismo se encargó de estampar como un mandato que en la crianza la figura de la madre es más importante que la del padre. El mandato se materializa con padres desvinculados del desarrollo de sus hijos, mujeres que abandonan su desarrollo profesional, mujeres con culpa y hasta que los hombres piensen que de la paternidad se puede escapar. No hay que confundir este punto con la consigna de algunos sectores que estigmatizan a quienes eligen maternar. El progreso está en liberarse de lo preestablecido como verdad inobjetable.
Los llamados micromachismos, hilos que sostienen construcciones negativas de la masculinidad, son esas acciones, actitudes o comportamientos que denotan el dominio masculino en la vida cotidiana. Los micromachismos pueden ejercer una presión psicológica, moral o económica y se manifiestan en comportamientos muy sutiles como que el hombre se siente a la mesa y espere que le sirvan de comer simplemente por un rol de género.
No hay igual oportunidad de ascenso para hombres y mujeres. En los puestos de poder de empresas e instituciones públicas, hay más hombres que mujeres asumiendo el liderazgo. Si bien la discusión por género se ha transformado en un tópico de debate interno, lo que falta es que el debate se transforme en oportunidades reales de ascenso. El entramado del por qué los hombres consiguen más ascensos que las mujeres es complejo, pero tiene que ver con las tareas de cuidado.
En el plano laboral hay dos consecuencias más del patriarcado: hay más mujeres que hombres trabajando en la informalidad y no se cumple con igual pago a hombres y mujeres por igual trabajo.
2-No nos violenten
Es muy difícil que las mujeres denuncien violencia verbal o económica. La principal razón es que ni siquiera ellas están convencidas de que ser insultadas, avergonzadas al frente de otros por el hecho de ser mujeres o apartadas del manejo del dinero que entra en el hogar representen formas de violencia de género.
Tampoco hay mecanismos demasiado potentes en términos judiciales que protejan a estas mujeres, que pueden llegar a convertirse en víctimas de violencia física. Sin posibilidades laborales, sin una llave que permita abrirle la puerta a una nueva realidad económica de la mano del trabajo, decirle no a la despersonalización vincular es casi una misión imposible.
Acordate, no se queda porque le gusta; se queda porque no se dio cuenta de que está dentro de una situación de violencia o porque no tiene los medios para abrirse su propio camino.
3- No nos peguen
Desde el 26 de febrero del 2021 al 20 de diciembre fueron atendidas en el Centro de Abordaje y Contención de Víctimas de Violencia Intrafamiliar y de Género (Cavig) 8.111 personas. Del total, se terminaron formalizando 2.644 denuncias. La mayor parte de las víctimas llega hasta allí en busca de asesoramiento y contención ante situaciones extremas, pero no todas terminan denunciando a sus verdugos.
Sentirse dueño del cuerpo de una mujer, sentirse propietario del otro es el peligroso trasfondo social que esconde la violencia de género. Marcar a la mujer como propiedad privada es un concepto que excede la desigualdad, que determina que en el circuito vincular hay figuras que son dueñas de la vida y la muerte. Es así como los hombres violentos prueban este mandato en el cuerpo de las mujeres.
4-No nos violen
De las 3.570 audiencias que se programaron en el sistema acusatorio en el 2021, el 29% (1.035) fue por delitos contra la integridad sexual. El 95% de las víctimas son mujeres que fueron abusadas sexualmente, en su mayoría por familiares. Por semana ingresan más de 10 causas a la Justicia por abusos sexuales a niñas, niños y adolescentes.
Las violaciones son un crimen de poder y de dominación, escribió la antropóloga Rita Segato. La investigadora desarma el circuito social en el que se producen las violaciones, crímenes a los que les encuentra una matriz conductual en el mismo machismo que chipea a hombres y mujeres sobre cómo se debe ser para validar la masculinidad.
¿Penas más altas para violadores? Sí. ¿Una justicia que no revictimice a la víctima? También. ¿Medios de comunicación con perspectiva de género? Claramente. Pero también una revisión interna sobre la construcción de lo masculino asociado a la depredación y al poder.
5-No nos maten
En lo que va del año se registraron 54 femicidios en Argentina, casi un homicidio por día. En San Juan mataron a Yoselí, una niña de 11 años de edad que fue asesinada el 1º de enero. Por el femicidio está acusado Juan Carlos Rodríguez, primo de la niña. Rodríguez violó y asesinó a la menor. Después del femicidio, se fue a dormir.
Detrás de cada número hay una historia, hay 64 niños que se quedaron sin madre. El 63% de los femicidios fueron cometidos por parejas o ex parejas de las víctimas, el 17% por familiares y el 20% restante por desconocidos (generalmente hubo un abuso sexual previo). Y ahora cabe responder a los que insisten con el "Ni uno menos". Los femicidios son crímenes que entran en una categoría especial porque tienen como víctimas a mujeres que fueron asesinadas por una cuestión de género, en otras palabras: por el simple hecho de ser mujeres.
¿Falta mucho para la liberación de la opresión machista? Sí. Falta tanto que aún estamos convocándonos y marchando para que no nos violen, para que no nos maten.