"Jamás, pero jamás en mi vida imaginé recibirme así"
La sanjuanina Julieta Villavicencio rindió su trabajo integrador final de manera virtual y se convirtió en psicóloga el último jueves. “Siempre pensé que me iba a recibir abrazando a mi familia, con huevos, carteles y las fotos”.
No era lo que soñaba cuando comenzó a estudiar psicología en la Universidad Católica de Cuyo hace más de cinco años. Julieta Villavicencio rindió vía internet su trabajo integrador final (TIF) el último jueves y de esa manera se recibió de psicóloga. La cuarentena obligatoria por coronavirus que tiene en vilo a todo el mundo no le impidió recibirse, pero eso sí, le impuso condiciones.
Terminó de redactar el TIF en las primeras semanas de marzo y su tutora le dio el visto bueno. Luego se lo corrigió el tribunal, aunque ella no sabía lo que iba a pasar. “Nosotros nos imaginábamos que iba a ser de manera presencial, que me iban a dar fecha para presentarlo en la facultad cuando volvieran las clases”. Pero la cuarentena se extendió y le plantearon rendir por videollamada en una semana: “Prepará todo porque el 8 de abril rendís”, le dijeron.
Así que solo restaba arreglar detalles junto a su directora María Isabel Carrizo y su tutora Guadalupe Díaz Pastorelli: ver cómo iban a exponer mediante videollamada, analizar la conectividad, la plataforma, acortar el tiempo de exposición y todo lo demás. “Fue todo muy rápido, yo imaginaba mi recibida de manera presencial, abrazando a mi familia con todo el festejo, los huevos, los carteles, las fotos, tenía todo pensado”, se lamentó Julieta.
“Cuando la profesora me llamó lloré todo el día, de hecho me costó un montón procesarlo, pero dije ‘ya está’, era la opción que había, esperé toda mi vida este momento y no quería que se arruinara, así que hice todo lo posible para disfrutarlo igual”, agregó. Además, admitió que tanto su familia y amigos como sus profesoras la ayudaron bastante dándole aliento, así que se lo empezó a tomar de otra manera.
Julieta tiene 24 años, vive con sus padres y hermana y también con su hijo que el próximo mes cumplirá 4 años. A un día de haberse recibido de la manera más impensada, agradece que todo saliera bien, admite que no para de ver el video de la exposición y que salió mil veces mejor de lo que había imaginado. “Estoy descansando, porque si bien no hice ningún esfuerzo físico, mi mente iba a mil y después de rendir estuve en contacto con gente hasta las 4 de la mañana, tratando de procesar todo lo que pasó”.
Pero, la nueva licenciada sabe que los nervios y la angustia por la pandemia es general: “A todos los sentimientos propios de recibirse, que son lindos, se le suman los nervios, la situación horrible de la pandemia, de estar en cuarentena, de que estamos todos movilizados, angustiados, con incertidumbre de no saber qué va a pasar, que parece que todo va a salir mal”.
La situación por el coronavirus no la paraliza, claro está. Julieta tiene proyectos e indicó que este año aprovechará para continuar con su formación, de hecho ya se anotó en una diplomatura para seguir tomando herramientas. Apasionada por la psicología, contó que ya en la secundaria disfrutaba mucho de escuchar a sus compañeros y que fueron ellos los que empezaron a bromear con que era la “psicóloga” del curso. Años más tarde, en el test vocacional, se dio cuenta de que era lo que quería estudiar. “Lo que hay detrás de mi vocación es el impulso a aliviar el sufrimiento de los demás, ese es siempre mi objetivo”, aseveró.
Por último, contó que si bien le gustan todas las áreas de la psicología, tratará de enfocarse en la educacional y en el área clínica, de hecho, marcó como una posibilidad bastante real la de ponerse un consultorio y atender de manera particular. Lo cierto es que ella tendrá una anécdota atípica para contar a sus pacientes y, sobre todo, transmitir que a pesar de una pandemia, los sueños pueden cumplirse.