Wenchy Moreno, primer médico con parálisis cerebral, llega a San Juan este domingo para dar una charla sobre discapacidad
Está especializado en neurología y es un verdadero ejemplo de perseverancia y voluntad. Participará del conversatorio ”Más allá del diagnóstico” en el Centro de Convenciones Barrena Guzmán el domingo a las 19. El ingreso es libre y gratuito.
Wenceslao “Wenchy” Moreno, médico especializado en Neurología, nació con parálisis cerebral, sufrió 3 infartos consecutivos, y nadie, salvo su familia, creía que iba a sobrevivir. No sólo lo hizo, también decidió ser médico, especializarse en neurología, y actualmente le falta día para atender pacientes y seguir estudiando. Se recibió en el 2020, tiene 29 años, nació en Mar del Plata pero vive en Rosario desde los 11, y su condición no definió en absoluto su futuro. Llega a San Juan, invitado por la Dirección de Discapacidad del Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia.
Actualmente está cursando la Diplomatura Superior en Epilepsia, además del tercer año de la concurrencia en neurología, y atiende en varios centros de salud.
¿Cuál es el motivo de tu visita a San Juan Wenchy?
En primer lugar te quiero decir que estoy muy contento y entusiasmado de visitar la provincia. No la conozco y espero poder recorrer un poco y conocer los viñedos que tienen tanta historia. Voy específicamente a dar un conversatorio en el que hablo mucho de mi vida, el pronóstico que tuve cuando nací, que fue realmente muy malo. Se trataba de un minuto a minuto con muchas chances de no pasar el día debido a una hipoxia, es decir una falta de oxígeno en el canal de parto y tres paros cardíacos seguidos. Igual la idea es ejemplificar y hablar sobre discapacidades, sobre mitos, tabúes y los desafíos que te plantea la vida.
¡Sos resiliente desde que naciste!
Gracias a mi familia que fue el motor que me impulsó toda la vida.
¿Cuándo decidiste ser médico?
En quinto año de la secundaria, pero me cuenta mi mamá que siempre quise ser médico. De muy chico venía diciendo eso. Pasa que por la gravedad y la dificultad que tuve en mi infancia, hay muchas cosas que no recuerdo. Pero bueno, la verdad que cuando salió esto de querer estudiar medicina, rápidamente opté por neurología, las neurociencias y hoy estoy muy agradecido de poder estar estudiando lo que más me gusta, que es el cerebro, no solamente por mi patología, sino por el afán de ayudar a las personas. En un punto me toca una fibra muy sensible porque fue con lo que me codié toda la vida.
Este tipo de lesiones cerebrales que se producen en el canal de parto, ¿se manifiestan diferente en cada persona?
Tal cual, como también la variedad de daño que se puede producir en el cerebro es múltiple porque las formas de agresión cerebral pueden ser en distintos momentos, ya sea en el embarazo, en el parto, postparto y con distintos con distintos niveles. El cerebro tiene mucha estructura y depende en qué estructura toque es la lesión que deja. Algunas son tratables o minimizables con algún tipo de rehabilitación y otras que realmente dejan una marca que no que no se puede rehabilitar, son netamente irreversibles.
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Wenceslao Moreno posando para Revista Caras, en una de las tantas notas en las que participó a nivel nacional.
¿El problema motriz que te dejó tu parálisis fue impedimento en alguna etapa escolar? ¿Tuviste muchos inconvenientes?
Siempre digo que como en todos los ámbitos te encontrás con personas muy buenas y personas no tan buenas. Hubo muchos que apostaron a mí y hubo varios que no. La verdad es que hubo diferencias en el sistema educativo porque yo no podía escribir. De hecho necesité una adaptación motriz para poder estar al día con toda la temática escolar y universitaria. En la Universidad no tuve ayuda de ningún tipo a la hora de escribir, solamente la posibilidad de rendir oral cuando era escrito, que fueron muy pocas veces, pero después los materiales los conseguía de mis amigos, de algún apunte que andaba dando vueltas y en la escuela tenía profesores integradores, una adaptación de acceso, que me ayudaba a llevar la carpeta al día, a practicar los exámenes, porque rendir matemáticas, oral no es lo mismo que rendir escrito. Todo tuvo su complejidad.
Pero lo lograste
Yo siempre estuve muy incentivado a ser lo más independiente posible dentro de las limitaciones que tiene cada uno, a manejarme por mi mismo, y eso hizo que el resultado sea esto.
¿Siempre tuviste la familia detrás?
Sí, atrás, adelante, al costado. Creo que la familia es esa canastita que te contiene, que te empuja, que te mantiene en pie y es recíproco porque ahora que formé mi propia familia me doy cuenta. También hay que contener a los que nos contienden, ayudar a los que ayudan y eso es un factor muy importante.
¿Cómo es un día es tu vida?
Mi día a día es un caos porque tengo múltiples trabajos como todo médico. Estoy haciendo el tercer año de la concurrencia de neurología -y digo concurrencia porque es un cargo no rentado-, de lunes a viernes, excepto los miércoles. A la par estoy haciendo la diplomatura superior en epilepsia de forma virtual. Estoy en una clínica de neurorehabilitación como médico de guardia y estoy coordinando una atención domiciliaria neurológica. También tengo el consultorio de neurología, soy auditor en el área de medicina de la municipalidad, y aparte hago redes que no es algo menor porque me llevo un montón de tiempo.
¿Cómo surgió lo de las redes y qué haces en Instagram?
Surgió a través de una incógnita que tenía en el 2020 cuando me recibí y salí en muchos medios porque era el primer médico con parálisis cerebral en Argentina, y somos muy pocos a nivel mundial. Así surgió la pregunta ¿qué tengo yo de interesante que no tiene el resto? ¿Por qué no es común que haya gente con discapacidad que se reciba? La verdad es que eso quedó porque recién me recibía, era un chico con otra cabeza. Y el año pasado que estaba más tranquilo, entre comillas, consulté a un equipo de comunicación porque quería estar en los medios de una forma muy comprometida y respetar mucho esta temática que es difícil y que hay que hablar con mucho compromiso. Empezó con la idea de derribar mitos, de muchos tabúes que veía en el consultorio y hoy en día también se ha copado gente que no tiene ninguna discapacidad, pero se enfrentan con alguna problemática.
Me decías que trabajas en un Centro de rehabilitación. ¿Ese trabajo es uno de los más complejos dentro de la discapacidad?
Es un centro de pacientes complejos que están internados, incluso hay personas en estado vegetativo o con alguna problemática que no la puede hacer de forma ambulatoria. Son pacientes que tienen una complejidad que requieren una atención médica 24 por 7, con todo un servicio de enfermería y múltiples especialidades. Yo trabajo ahí en la noche.
¿Tu problema motriz en los brazos te permite escribir las recetas, por ejemplo, o cómo te manejas?
Estoy mejorando mucho la letra y como ningún médico tiene letra prolija no me hago mucho problema (ríe). Por suerte hoy en día se está digitalizando casi todo, lo cual para mí es un paso muy grande. Hago mucho a través de la computadora, las historias clínicas, los pedidos. Tengo una dinámica en el consultorio casi igual al resto de mis compañeros en cuanto al tiempo y al requerimiento. Soy bastante autónomo. Y no hace tanto que escribo.
¿Alguna vez te sentiste discriminado por tus pacientes o sus familias?
En ese punto nunca tuve un problema, nunca tuve un no quiero que me atiendas. Siempre tuve una buena recepción en cuanto a mi discapacidad. Después, obviamente, que se quedan o no conmigo por una cuestión empática con el paciente y por una resolución de la enfermedad. Eso varía según la persona, pero la balanza siempre me dio muy muy positiva. Y cuando hablamos de mi patología, siempre lo hacen por una mera curiosidad y termina siendo algo empático.