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SUSCRIBITELa encarcelación de Madaf y su posterior pedido de Justicia terminaron este lunes con la muerte del hombre a los 57 años. La historia de cómo le arruinaron la vida a un hombre con una falsa denuncia y tortura policial.
Nelson Rafael Madaf, un sanjuanino nacido en 9 de Julio que se había radicado en San Luis, murió este lunes 9 de junio a los 56 años, tras atravesar una enfermedad que arrastraba desde hacía décadas: el VIH que contrajo durante los años que pasó injustamente en prisión. Su historia comenzó en 1989 con la desaparición de su novia, Claudia Díaz, y terminó en 1998 cuando ella apareció en Caucete, sana, salva y con hijos, pero el daño ya estaba hecho.
Todo comenzó a fines de los años ’80, cuando Madaf de 20 años, mantenía una relación con Claudia Díaz, una adolescente de 15. El 16 de octubre de 1989, la joven desapareció tras una pelea familiar y decidió escapar por miedo a su padre que la golpeaba. Con la ayuda de un camionero, llegó hasta San Juan y se instaló en Caucete, donde años más tarde formó una familia. Es más, en ese departamento apareció en el 98' ya casada y con cuatro niños. Por su desaparición, la Justicia puntana encarceló y torturó a Madaf hasta hacerlo confesar un crimen que no había cometido, inaugurando así una de las etapas más oscuras de la historia judicial del país.
Es que a Claudia se la había tragado la tierra y, tras la denuncia de su familia, los investigadores enseguida la caratularon como un posible crimen y avanzaron sobre su novio, Nelson Madaf. En el año 1993 los policías que investigaban la desaparición de Claudia lo detuvieron y torturaron hasta que él terminó confesando que su novia había muerto por un aborto clandestino y que él la había enterrado. Es más, hasta involucró a tres personas más: Laura Godoy, compañera de Claudia; a la madre de esa chica, la enfermera Marina Garay, y al supuesto amante de ésta, el gremialista Luis Chávez. Estos tres últimos fueron liberados al tiempo, pero no ocurrió lo mismo con Madaf que siguió preso durante tres años.
Mientras lo torturaban, los policías lo enterraron en un pozo durante toda la noche, lo colgaron por un brazo de un árbol y hasta le tiraron lavandina en los ojos. No conformes con esto, le sacaron varios dientes con vidrios de una botella y lo sometieron a simulacros de fusilamiento. La tortura contra Madaf fue tal que, no solamente se inculpó, también dio coordenadas de donde estaba supuestamente el cuerpo de Claudia. Cuerpo que, por supuesto, nunca apareció porque ella estaba viva en San Juan. "Estaba reventado. Preferí decir un supuesto lugar donde había enterrado a la joven, antes que morir", relató Madaf a Clarin, en una entrevista que brindó en el año 2009.
Durante su detención, Nelson contrajo VIH, producto de las condiciones precarias y de los abusos sufridos. Recién fue excarcelado cuando se venció el plazo de prisión preventiva sin condena, pero siguió bajo proceso y con su vida marcada por el estigma y el daño irreparable.
Todo cambió en febrero de 1998, cuando Claudia Díaz fue hallada con vida en el Barrio Felipe Cobas, en Caucete. Tenía pareja y llevaba una vida normal. Su aparición viva confirmó que nunca hubo crimen y expuso públicamente el brutal error de la Justicia puntana.
Recién en 2010, el Superior Tribunal de Justicia de San Luis condenó al Estado provincial a indemnizar a Madaf con 349.639 pesos por los daños físicos, psicológicos y morales sufridos. El fallo reconoció que su detención fue arbitraria, que hubo apremios ilegales y que jamás se investigaron los abusos denunciados. El juez que lo procesó, Néstor Ochoa, terminó renunciando años más tarde por un escándalo de corrupción. Los policías involucrados nunca fueron juzgados.
Nelson Madaf murió este lunes en San Luis, con apenas 56 años. Se fue sin un peso, recibiendo donaciones de su familia y amigos para poder subsistir, sin jamás obtener la Justicia que merecía.
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