Cuentan que allá por inicios de los '40 antes del famoso terremoto, médicos de todo el país recomendaban a los dolientes de huesos bañarse en las aguas azufradas de las termas de La Laja, en San Juan. En casi un siglo, este lugar icónico para el turismo se desvaneció hasta casi quedar en ruinas. Hoy en este predio de Albardón de curiosas formas se está levantando un moderno hotel, que será el resurgimiento tan esperado de este complejo de aguas termales, ubicado a tan solo 53 kilómetros de la ciudad sanjuanina. La meta es crear nuevamente un oasis, un lugar de ensueño y relax, en donde no hay más que un desierto.
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El nuevo hotel termal de La Laja se plantea como un 3 estrellas.
El proyecto se empezó a trabajar en abril de este año y llevó cerca de 12 meses diseñarlo, según contó a Tiempo de San Juan la arquitecta Bertha Ratner del estudio Vallvé-Vallvé & Asociados, que supervisa la obra operada por la constructora ASFA SRL. El plazo de terminación es un año, con lo que esperan que se pueda poder disfrutar de este nuevo hotel en el primer semestre de 2023.
El lugar, agreste y escondido pero con la ventaja de poder llegar en media hora saliendo en auto desde la Plaza 25 de Mayo, no tiene nada que envidiarle a los grandes complejos de aguas termales del país.
Pasa que quedó en el olvido y la antigua estructura que data de la década del '30, está muy dañada. Por eso se pensó en usar la parte de los baños para montar allí un restó, y desarrollar una nueva estructura en forma de "U" que abrace lo existente y, a la vez, "se meta" más en el terreno de caprichosa superficie, permitiendo mejores vistas.
En la zona, las lluvias no alcanzan los 80 mm al año, con lo que el desierto sanjuanino se hace más desierto allí, en ese rincón albardonero que busca resurgir con sus vertientes de aguas milagrosas. La construcción prácticamente se cayó por la humedad y por el nulo mantenimiento. El edificio central se pudo terminar tras una década, en los años '40 y sufrió los embates del terremoto del '44 pero siguió funcionando, con el esplendor propio de esa época, hasta mediados de los '70 que pasó a manos de la Universidad Nacional de San Juan. Esta última institución lo ocupó hasta 2004 y fue expropiado recién en septiembre de 2016, pagando el Estado Provincial 9 millones de pesos.
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En el nuevo hotel La Laja trabajan 50 obreros. En la foto se ve la construcción de los cimientos, semanas atrás.
La constructora, este año, se encontró con el lugar totalmente desmantelado. Nada quedaba en pie de ese pretensioso hotel de baños termales, que solía lucir fuentes de agua, plazoleta y parrilleros, y que convocaba a miles de visitantes al año, siendo un emblema turístico sanjuanino.
La arquitecta contó que empezaron desmalezando el predio, ya que había muchos arbustos y plantas que no eran parte del proyecto. Se limpió y se niveló, a la vez que se concretó un relevamiento de lo existente que se iba a utilizar.
En todo este plan de rescate, no se demuele ni una pared, sino que la antigua infraestructura se aprovecha en parte y el resto queda como "reliquia", que se prevé limpiar e iluminar para su conservación. Es que los muros casi centenarios de travertinos, más arcos y senderos son testimonio de la historia de San Juan. "Habíamos decidido que no se iba a tocar lo existente y trabajar con una nueva estructura. Se hizo un estudio de rescate, y como el edificio es antiguo había que identificar si era antisísmico pero no era económica ni constructivamente viable. Entonces, del viejo edificio se refuncionaliza donde estaban los baños termales", contó Ratner.
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El edificio histórico no se demolerá sino que se aprovechará en parte.
Terrazas y barrancos
"El hotel tiene planta baja y planta alta, es una construcción nueva y enfrente del hotel como un bloque más del conjunto está el restorán que se diseña a partir de los baños existentes en el hotel anterior y le damos una nueva función", detalló la profesional. Aún no se comienza a intervenir las instalaciones existentes ya que los trabajos están concentrados en la parte nueva, contigua a la histórica. Así, unos 50 obreros le dan forma al pomposo hotel.
La planta baja ya está armada con loza inclusive y ahora se está trabajando con las columnas y mamposterías de la planta alta. Es una estructura de hormigón y ladrillo crea una superficie de unos 1.000 metros cuadrados que albergará 22 habitaciones y el lobby, conformando el casco principal de este centro de alojamiento para los más exigentes.
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El nuevo hotel de La Laja tiene un avance aproximado del 35%.
Se aspira a crear un "hotel de campo" con servicios de un tres estrellas. La noción de "campestre" no es un decir. Se trata de un espacio abierto, "aterrazado", con las piletas termales descubiertas que permitirán itinerarios hacia el solarium con vistas interesantes. La topografía de La Laja ofrece un relieve de lomadas y barrancos, un paisaje de diferentes colores entre el rojo de los sedimentos que descansan allí hace millones de años y el pardo amarillento, verde, gris y blanco de los bancos de travertino.
La estructura histórica, contó la arquitecta, es un rectángulo en la parte alta del predio y si bien tiene buena visual, no aprovecha de lleno el entorno que arroja mejores paisajes. Por eso la forma en "U" de las estructuras en construcción, se adentran en la zona de altos y bajos, mejorando la vista desde las terrazas. Lo yermo, adornado por las jarrillas y las halófilas, que son esas plantas resistentes a los suelos salinos, es una atracción que muchos admiran por su singularidad.
"Hemos respondido a los condicionantes del lugar, aprovechando el paisaje agreste y lindo, ubicando el hotel en una quebrada para aprovechar las vistas", contó Ratner. "Hemos respondido a los condicionantes del lugar, aprovechando el paisaje agreste y lindo, ubicando el hotel en una quebrada para aprovechar las vistas", contó Ratner.
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Así se verá el hotel una vez terminado, según el proyecto arquitectónico.
Los baños se ubican aparte, en piletas totalmente nuevas que son 4, con capacidad para 3 ó 4 personas las más chicas y para alrededor de 15 bañistas la más grande. También se construye una piscina de agua dulce, como la de un club, que acompaña el sector para tomar sol. Dicen los que saben que el manantial del baño La Laja, vierte agua hipotermal de tipo sulfurosa a 26,8 grados, sulfhídrica, cloro sulfatada, acidulada, alcalina, bicarbonatada, calcio sódica, magnesiana, con mineralización muy fuerte. Así, como las aguas termales de La Laja no son muy calientes, el aprovechamiento de este paraje se apunta más para épocas estivales. En todo el sector para bañarse hay espectaculares vistas a los cerros. El complejo se completa con estacionamiento para 28 vehículos y grupos de sanitarios.
Así, en los trabajos, cotizados inicialmente en 189.882.000 pesos, se contempla por estos días un importante desarrollo de obra gruesa. Llevará unos 3 meses más completar la planta alta antes de entrar en la parte fina, que llevará otros 4 meses aproximadamente. Las terminaciones son delicadas, acompañando el entorno natural, sin irrumpir con el diseño. Más bien se busca un acople perfecto, aprovechando materiales autóctonos. "Hemos tratado de usar piedras similares a la que existe y con un aspecto campestre, con mucha piedra caliza", contó la arquitecta. Las estructuras tendrán colores tierra y líneas simples.
Ratner reconoció que el proyecto La Laja es todo un desafío. Además del valor emblemático del complejo y de la recuperación que conlleva, se busca crear un espacio con la mejor experiencia para el turista sanjuanino y del exterior que busca tranquilidad, salud y disfrute natural. El estudio de arquitectos ya tiene expertise en hoteles, algunos de la cadena Del Bono, mostrando diseños tan innovadores como funcionales, y la idea es seguir en este camino. La gente, dentro de pocos meses, podrá decir si se logró tremenda meta.