Con las calles encharcadas, las pisadas marcadas en el barro aún pegajoso y la ropa colgada y flameando al viento, así amanecieron este lunes los vecinos del asentamiento Pedro Echagüe. Las gotas todavía caían desde los plásticos improvisados en sus techos. El temporal de Santa Rosa no solo dejó charcos, sino una huella más profunda: la de la angustia a flor de piel. Ellos son sólo algunas de las miles de familias que sufrieron los embates de la tormenta durante el fin de semana y necesitaron asistencia para mejorar sus estructuras. Sus historias son un reflejo de lo que todas vivieron.
En este rincón de Santa Lucía, la mayoría de los vecinos pasaron la tormenta bajo nylon, con baldes en cada rincón y muebles cubiertos por bolsas. Dos de esas historias son las de Deolinda y Cristina, quienes cuentan lo que significa vivir cada lluvia como una amenaza.
"A nosotros se nos ha llovido. Mucha gente se ha visto muy mal. Yo, por ejemplo, no podía dormir de las goteras que caían en el comedor y en la pieza", cuenta Deolinda, mientras señala el techo cubierto con plásticos.
"La lluvia fuerte empezó en la noche del sábado. Una chica de acá a la vuelta me dijo que directamente tuvo que quedarse parada porque no tenía dónde acostarse. En mi caso, mi hija se vino a dormir con nosotros, todos juntos en un rincón seco de la pieza", relata.
La mañana siguiente no trajo alivio, sino más tareas: secar, lavar, volver a empezar. "Todo estaba húmedo. Tuvimos que sacar todo. Los electrodomésticos los cubrimos con nylon, ya estamos acostumbrados", dice con resignación.
En la otra cuadra del barrio vive Cristina, quien a sus 62 años lleva más de dos décadas viviendo en el asentamiento. Esta vez, la tormenta se metió hasta el último rincón de su casa.
"Se nos llovió todo. Tengo varios hijos, uno con su señora y su bebé, todos vivimos acá. Tuvimos que mover las cosas de pieza en pieza, pero igual se mojó todo. Dormimos como pudimos. Pusimos algunos electrodomésticos arriba de la cama para que no se arruinen", cuenta.
Ella junto a sus hijos, trataban este lunes de mejorar el estado de su casa, secar lo que se mojó y tratar de regresar a la normalidad.
Cabe recordar que, desde el sábado 30 de agosto y hasta aproximadamente las 19 horas de este domingo 31, un total de 5.103 familias de todos los departamentos fueron asistidas con diferentes elementos por el Gobierno de la provincia.
Según detallaron desde el Ministerio de Familia y Desarrollo Humano, se entregaron cochones, frazadas, palos, cortes de nylon, módulos alimentarios, “entre otros elementos fundamentales para responder a las demandas de las familias damnificadas ante las inclemencias climáticas, inclusive para reforzar la seguridad de sus viviendas”.
Embed - La angustia tras el temporal: con los techos goteando y los muebles bajo bolsas
Según los registros, la asistencia se ha realizado de la siguiente manera:
- Chimbas: 833 familias
- Caucete: 810 familias
- 25 de mayo: 509 familias
- Rawson : 469 familias
- Pocito: 379 familias
- 9 de julio: 270 familias
- San Martín: 250 familias
- Albardón: 225 familias
- Capital: 220 familias
- Ullum: 220 familias
- Sarmiento: 215 familias
- Santa Lucía: 200 familias
- Rivadavia: 183 familias
- Angaco: 150 familias
- Zonda: 120 familias
- Pueblos originarios (25 de mayo, Sarmiento, Caucete): 50 familias