Desde el cielo, con la utilización de imágenes captadas por satélites, San Juan avanza en la modernización del monitoreo y control de los incendios forestales que se registran en cada uno de los departamentos. A partir de estos datos, desde la Dirección de Riesgo Climático dependiente de la Secretaría de Ambiente, trabajan en el ataque de los focos y la reparación de las zonas afectadas, arman protocolos para desarrollar tareas conjuntas con otros organismos y elaboran mapas que permiten conocer cuáles son las zonas más afectadas para generar investigaciones y establecer medidas de prevención. Al mismo tiempo, esperan que el control avance a través de un ambicioso proyecto: la incorporación de drones con cámaras térmicas con los cuáles buscarán mejorar la precisión del sistema.
“Venimos trabajando en el monitoreo de incendios forestales con mapas en los que marcamos cuáles son las zonas más afectadas. En la Dirección tenemos un equipo de información geográfica que funciona a partir de sensores remotos. Se trata de imágenes tomadas por diferentes satélites de uso público para Sistemas de Información Geográfica (SIG). A través de ellos buscamos comprender mejor las causas y dinámicas de estos eventos en la provincia”, explicó Gabriel Cañadas, director de Riesgo Climático.
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El mapa de los incendios en San Juan durante el 2024, departamento por departamento, creado por Ambiente.
Según explicó el funcionario, a través de los satélites en órbita identifican los focos de calor. “Cuando pasan los satélites por nuestra zona, tomamos los datos e identificamos los puntos calientes y anomalías térmicas asociadas a incendios, incluso aquellos de menor tamaño o en etapas iniciales. Esta información es crucial para la gestión de incendios, ya que permite una detección temprana, un seguimiento preciso de su propagación y la evaluación de los daños ocasionados”, señaló Cañadas.
Si bien no todos los focos detectados representan incendios forestales importantes —podrían ser quemas controladas de basura u otros fenómenos térmicos menores—, el sistema permite actuar con rapidez. “Cada mes generamos un informe con la cantidad de focos, que luego se cruza con información sobre su tamaño y expansión. A partir de ahí, se decide el seguimiento y tratamiento”, detalló el especialista.
Esta tarea comenzó cuando ocurrió el incendio del Parque Presidente Sarmiento, ubicado en Zonda, a mediados de 2022. En ese momento se iniciaron los trabajos sobre los procedimientos, y la nueva gestión continuó con el desarrollo de informes y el fortalecimiento del sistema.
Al respecto, el director de Riesgo Climático destacó: “En base a eso, trabajamos para crear protocolos que vamos a trabajar en conjunto con la Dirección de Defensa Civil y Bomberos. La intención es que esos informes les sirvan como material a las áreas de prevención de desastres”.
En ese contexto, uno de los proyectos más ambiciosos en carpeta es la incorporación de equipamiento más avanzado, a través de la compra de drones equipados con cámaras térmicas, que permitirán llegar a zonas de difícil acceso y mejorar la precisión del monitoreo. “La limitación del sistema satelital está en la frecuencia con la que los satélites pasan por la zona, lo que acota nuestra tarea a esos momentos determinados. Con los drones, esa brecha se acortaría notablemente”, sostuvo Cañadas.
El mapa de focos de 2024 y los departamentos más afectados
Según el informe anual de la Dirección de Riesgo Climático, durante 2024 se registraron 1.204 focos de calor en toda la provincia. Si bien ninguno alcanzó una magnitud preocupante, la mayoría fueron controlados a tiempo gracias al sistema de alerta temprana.
El departamento con mayor cantidad de focos fue Sarmiento, con 243 casos, seguido por Caucete (207), Jáchal (193), 25 de Mayo (111), Pocito (71) y Rawson (68). En contraposición, las zonas más urbanas como Capital, Rivadavia y Chimbas fueron las menos afectadas.
En cuanto a la distribución temporal, el pico de incendios se dio en septiembre, seguido por diciembre. También se registraron importantes cantidades en agosto, julio y octubre.
Además, el informe señala una compleja relación entre la precipitación y la incidencia de incendios: “Se vio una variación mensual significativa en las lluvias, desde 2.817 mm en julio hasta 47.479 mm en febrero, lo cual también impactó en la aparición y comportamiento de los focos”, explicó Cañadas.