Un mal ambiente de trabajo puede acarrear serias dificultades a una organización. Desde problemas emocionales o psicológicos en la plantilla a una verdadera espantada de profesionales de gran valor.
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SUSCRIBITEUn mal ambiente de trabajo puede acarrear serias dificultades a una organización. Desde problemas emocionales o psicológicos en la plantilla a una verdadera espantada de profesionales de gran valor.
A veces, un colaborador entra a formar parte de una gran empresa motivado por el salario o las funciones que ejercerá. Cuando llega su primer día, le sorprenden las instalaciones: muy modernas, reflejo de ese ambiente de trabajo dinámico, innovador, flexible…, que se promueve a través de la cultura corporativa. Sin embargo, transcurridas unas semanas, ese empleado comienza a darse cuenta de que algo no va bien. El mal clima laboral desfavorable se manifiesta ante él, y comienza la decepción y la frustración por la elección de su nuevo lugar de trabajo.
Esta es una realidad que pasa muy a menudo en muchas organizaciones y no siempre es fácil de detectar para revertirlo por eso a continuación te vamos a dar algunos indicios que nos dan muchas pistas sobre el mal clima de trabajo en una organización:
Un mal clima laboral no es sostenible en el largo plazo por ninguna organización ya que el desgaste es constante entre los miembros del equipo, culpándose en la mayoría de los casos a la dirección de la empresa por ser autoritaria o poco comunicativa, pero realmente en muchas ocasiones no es así, ya que son muchos los ejemplos de mal clima laboral derivados de celos entre compañeros, de falta de transparencia entre áreas y sus responsables directos, de mediocridad humana a la hora de integrar a nuevos miembros en la organización, etc.
Estas y otras muchas situaciones parten de la misma estructura de los colaboradores generando una cadena de improductividad y tensión que obliga a la dirección de la empresa a tener que tomar decisiones drásticas como sanciones o desvinculaciones al no poder consolidar un clima de trabajo óptimo y estimulante, convirtiéndose una vez más la dirección de la empresa en la mala de la historia.
Las consecuencias de un mal ambiente laboral son muchas, muy dañinas e indeseables para trabajadores y empresas que quieran consolidar su futuro:
Conseguir que todos estén en armonía en una empresa es complicado, pero no imposible y para conseguirlo ahí que ir más allá del deseo verbal, hay que apoyarlo en acciones directas y contundentes.
Para evitar las causas que hemos mencionado anteriormente, la primera receta es la comunicación. Esta debe ser honesta y en todas direcciones generándose la confianza suficiente para que nadie tenga miedo de levantar la mano y preguntar lo que no sabe.
Se debe construir una red fuerte para que la información llegue a todos y nadie se quede fuera evitando distorsión en los mensajes. Aunque se invierta mucho tiempo en mejorar la comunicación, nunca es tiempo perdido, al contrario, es una inversión en crear comunidad y fortalecer lazos.
Otra de las claves es el buen liderazgo. El líder debe combinar el dar autonomía a sus colaboradores, siendo un pilar para ellos, estando presente y ejerciendo una autoridad basada en la persuasión. Argumentar y dar espacio a los demás para aportar ideas, incorporarlas y funcionar como un único colectivo, no una suma de individualidades, es el reto mayor.
Por último, no hay que descuidar el espacio físico. La decoración, la luz, el nivel de ruido... son factores que, sin darnos cuenta, afectan al estado de ánimo. Para ello, encontrar el mejor entorno es esencial, de ahí que se recomienda generar espacios comunes diseñados por los mismos colaboradores, dándoles autonomía a sus necesidades.
Fomentar un buen ambiente de trabajo lo es todo para garantizar la supervivencia de la empresa y su éxito como actividad, de ahí que cada vez más empresas invierten en sus colaboradores con idea de fidelizarlos y hacer que su estancia en la empresa sea agradable durante la jornada laboral.
Escrito por: Carlos Fernández
Coach de Empresas y psicólogo
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