Facundo (19) y Juan Ignacio Romero (25) son los creadores de "Mesa Dulce", un emprendimiento que nació casi de casualidad y que hoy se posiciona entre los más populares de Santa Lucía, gracias a sus irresistibles brownies y cookies artesanales.
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SUSCRIBITEFacundo y Juan Ignacio Romero querían tener un extra de dinero, como los dos menores de 9 hermanos, se propusieron crear un negocio y hoy se sostienen con el emprendimiento que arrancó con venta de bizcochuelos en el parque.
Facundo (19) y Juan Ignacio Romero (25) son los creadores de "Mesa Dulce", un emprendimiento que nació casi de casualidad y que hoy se posiciona entre los más populares de Santa Lucía, gracias a sus irresistibles brownies y cookies artesanales.
Oriundos del barrio Villa María, Facundo y Juan Ignacio son los menores de 9 hermanos, así que todo nació de la necesidad de ambos de juntar plata para salir, comprarse ropa y todo lo que cualquier adolescente desea. El primer molde se lo pidieron prestado a una vecina y salieron a vender bizcochuelos. Sin embargo, esa "changhita" se convirtió en un emprendimiento rápidamente y Juan Ignacio, que estaba estudiando Bioquímica, dejó la carrera para dedicarse de lleno a "Mesa dulce".
“Empezamos vendiendo bizcochuelos con moldes prestados y plata que le pedimos a mi papá”, cuenta Facundo, que confiesa que en ese momento no imaginaban llegar tan lejos. Con el tiempo, sumaron los brownies, que fueron un éxito inmediato, y más tarde las cookies, su producto estrella. “Hoy son las que más se venden, preferimos hacer pocas cosas, pero hacerlas muy bien”, asegura. El impulso digital también fue clave.
Al principio, los hermanos salían al Parque de Mayo a vender, pero el clima y las limitaciones del lugar los llevaron a apostar por las redes. Subieron un video entregando cookies gratis y en cuestión de horas ganaron más de tres mil seguidores. Desde entonces, no dejaron de crecer.
“Hoy vendemos todo por redes, incluso hacemos envíos. Aprendimos a usar las plataformas y a generar contenido que atrae”, dice Facundo. El proyecto, que cumple cuatro años en marzo de 2026, se convirtió en la principal fuente de ingresos de la familia. Los Romero sueñan con abrir su primer local el año que viene y, a largo plazo, franquiciar la marca.
Desde su casa en Santa Lucía, salieron las primeras cookies preparadas en un horno familiar, pero ahora los hermanos tienen un lugar alquilado y propio donde viven y cocinan.
“Queremos que el negocio no dependa solo de nosotros. En diez años, Mesa Dulce tiene que ser una franquicia”, proyecta Facundo, que dejó sus estudios de Bioquímica para dedicarse de lleno al emprendimiento. A pesar de los desafíos —como la pérdida de su padre, que marcó un antes y un después—, los hermanos encontraron en la pastelería un camino de crecimiento personal y económico.

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