En los pasillos de la Escuela de Comercio Libertador General San Martín, el tiempo pareció detenerse. Entre recuerdos, aplausos y sonrisas cargadas de nostalgia, un histórico profesor volvió a tener la palabra para dejar una lección más. Orlando “Pato” Palacio, egresado de la institución hace 70 años y profesor querido por generaciones, regresó a dar clases para celebrar su aniversario de egresado de la manera que mejor sabe: enseñando.
Durante los últimos días, el instituto preuniversitario de la Universidad Nacional de San Juan fue escenario de festejos emotivos. Se conmemoraron bodas de plata y bodas de oro de distintas promociones, pero hubo un homenaje que se robó todos los aplausos: el del profesor Palacio, quien con casi 90 años volvió a pararse frente a sus alumnos, esta vez acompañado por exestudiantes y colegas.
El encuentro tuvo sabor a reencuentro y gratitud. Muchos de sus exalumnos compartieron en redes sociales mensajes que reflejan la emoción de haberlo escuchado nuevamente: “Excelente la clase del profe Orlando Pato Palacios”, publicó uno de ellos. Otro escribió: “Con casi 90 años, tan claro, memorioso y lúcido, como ese joven que nos daba clases hace 52 años. ¡Un lujo!”.
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El mensaje de "Pato" Palacio.
La figura del “Pato” se agiganta en la memoria colectiva de varias camadas de peritos mercantiles. Quienes tuvieron el privilegio de ser sus alumnos lo recuerdan no solo por sus enseñanzas académicas, sino también por los consejos de vida que aún resuenan con fuerza. Uno de ellos quedó grabado en muchos: “Elijan bien su profesión, sepan que ella es el bastón que los acompañará siempre porque es solo de ustedes”.
Ese mensaje volvió a cobrar vida en la celebración. No fue una simple clase: fue un repaso de valores, de vocación y de amor por la docencia. Fue, también, la confirmación de que el vínculo entre maestro y alumno trasciende el paso de las décadas.
Las redes sociales se llenaron de recuerdos, anécdotas y fotos de la jornada. En cada publicación, se repetía el mismo sentimiento: la gratitud hacia un profesor que dejó huellas imborrables.