San Juan se suma a la tendencia nacional que registra un crecimiento acelerado y alarmante en los casos de sífilis, una enfermedad de transmisión sexual (ETS) que afecta principalmente a jóvenes y adultos. Mientras que en Argentina los contagios se dispararon un 38,5% respecto a 2022, alcanzando cifras récord con 36.917 diagnósticos registrados en 2024, en la provincia la situación también demandó una respuesta urgente del sistema de salud.
Miguel Rueda, jefe del programa provincial de VIH y responsable de la prevención de todas las ETS en San Juan, confirmó que los datos que maneja la provincia son coincidentes con los reportados a nivel nacional, ya que se gestionan a través de un sistema unificado.
El incremento de la sífilis en el país ha sido drástico. Aunque el promedio de aumento en los últimos cinco años se ha establecido en un 70%, Rueda detalló que el crecimiento en la provincia en el último año (comparando 2024 con 2025) se estima en un 45%. Durante el año 2024, San Juan cerró con aproximadamente 900 casos, lo que representa unos 90 casos por cada 100.000 habitantes. Hasta el momento en 2025, la cifra ya alcanza casi los 980 casos.
Este crecimiento se debe a diversos factores. A nivel nacional, tres de cada cuatro nuevos positivos corresponden a personas menores de 40 años, concentrándose la mayoría de los contagios entre los 15 y 39 años. En San Juan, el grueso de los casos se encuentra entre los 20 y 45 años, pero también se observa un aumento en jóvenes a partir de los 15 años y en población adulta de 60 o 70 años.
Causas del alza y consecuencias graves
Una de las razones que explican el aumento en los registros es la mejora en la política de testeo, lo que ha facilitado el acceso al diagnóstico y ha cambiado la forma de notificar los casos. Rueda explicó este martes, en diálogo con radio Estación Claridad, que hoy es posible individualizar los casos de sífilis "con nombre y apellido y poder trabajar específicamente sobre esa persona, hacer seguimiento, que se completa con el tratamiento e ir a buscar a los contactos". De hecho, gracias a esta estrategia, por cada caso diagnosticado, se terminan diagnosticando dos o tres casos más a través del rastreo de contactos sexuales.
No obstante, el problema principal está en la prevención y la falta de información. El funcionario provincial señaló la disociación entre los métodos anticonceptivos y los métodos de barrera: “Hoy contamos con otro abanico de posibilidades y al dejar el preservativo un poco de lado que era por ahí el denominador común de la parte anticonceptiva y de transmisión de infecciones, quizás disminuyeron los embarazos, pero aumentaron las infecciones”, dijo el especialista.
Las consecuencias de no detectar la sífilis, que en el 70% de los casos puede ser asintomática (sífilis latente), son graves. Si bien en el adulto los impactos grandes aparecen décadas después de la infección, la enfermedad pega más fuerte en la mujer embarazada que puede transmitir la infección al feto o al recién nacido.
Rueda destacó la gravedad de la transmisión vertical: “Realmente la clínica de un recién nacido con sífilis es catastrófica, tiene una alta mortalidad”. La sífilis congénita puede provocar abortos o muertes fetales después de las 20 semanas, o dejar al bebé con discapacidad, como la neurosífilis. Actualmente, San Juan registra cinco casos de sífilis congénita que se encuentran en seguimiento.
Medidas y plan para la prevención
El tratamiento de la sífilis es muy sencillo -generalmente una o tres dosis de penicilina, dependiendo del tiempo de la infección-, pero el diagnóstico temprano es fundamental.
El programa provincial está enfocado en el seguimiento de dos frentes: el diagnóstico temprano en la embarazada y la búsqueda activa de los contactos. La implementación de la nominalidad permite generar una alerta temprana para salir a buscar a la mujer gestante e iniciar el tratamiento tanto para ella como para su pareja, “porque si la tratamos a ella y no a su pareja es como hacer nada, el riesgo de reinfección es altísimo”, dijo.
Ante el incremento de casos y la falta de información en la población joven, Rueda reconoció que es necesaria una campaña de prevención más profunda, similar a las que se implementaron para el VIH.
El funcionario destacó la urgencia de actuar, dado que el inicio de las relaciones sexuales se da a edades muy tempranas (entre los 12 y 13 años).
La estrategia a futuro ya está definida: “Una de nuestras metas es poder hacerlo tanto en colegios secundarios como en las universidades”, adelantó. Este plan busca poner la información sobre la mesa lo antes posible para combatir la propagación de una enfermedad que, pese a su antiguo origen y simple tratamiento, continúa expandiéndose a niveles récord.