El pobre acto en el estadio del club El Porvenir, en Gerli, partido de Avellaneda, que llevó adelante La Libertad Avanza como lanzamiento de Javier Milei a la campaña presidencial, dejó grietas y heridos entre la tropa libertaria.
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SUSCRIBITEEl pobre acto en el estadio del club El Porvenir, en Gerli, partido de Avellaneda, que llevó adelante La Libertad Avanza como lanzamiento de Javier Milei a la campaña presidencial, dejó grietas y heridos entre la tropa libertaria.
El caso más sonado fue el de Carlos Maslatón, abiertamente enfrentado a Karina Milei y a Carlos Kikuchi, los nuevos armadores del espacio que, según el experto en finanzas, dejaron abandonados a miles de militantes por todo el país.
Maslatón llegó incluso a proponerle a Milei una interna, para terminar de definir el rumbo del movimiento liberal argentino: si en pos de una propuesta auténtica, o pegado a Mauricio Macri, jugando una interna en Juntos por el Cambio.
También se escuchó la voz de lamento de El Presto, un lenguaraz youtuber cordobés que formaba parte del espacio de los adalides in extremis de las libertades individuales, que trató a Milei de "cagador".
Per la última deserción muestra que Javier Milei está en un momento complicado. El Dipy, que fue la atracción musical del show para 1.500 personas, en el acto en el que se esperaban, al menos, 20.000, aseguró que "yo no soy del partido de Milei, yo toqué y me fui".
Con el tintinear de las 30 monedas en el bolsillo, el cantante que había arengado al público con el slogan “el que no hace palmas es comunista”, justificó la baja performance de la juntada con “el frío... además, había muchos patrulleros en el puente y la gente en micro no podía llegar".
La actuación del autor de la romántica “Dame tu mano”, la enigmática “Esta”, o la autobiográfica “Soy soltero”, fue escueta, solamente dos canciones, apenas un poco más corta que el breve discurso que dio Milei, que habló menos de lo pensado, golpeado en el ego por escasísima convocatoria.
El Dipy logró un buen espacio en medios opositores al gobierno con un discurso que calzó perfecto en la ideología del despeinado diputado nacional, contra la “casta”, y asegurando que “esto se termina cuando atemos a uno solo en un árbol en la Plaza de Mayo”.
Esa retórica violenta lo ubicó en el centro del espacio mediático y le valió hasta un programa de radio en la emisora Rivadavia.
Pocos días antes de fingir demencia y desconocer a Milei, se había barajado la posibilidad de su candidatura por ese espacio político en el partido de La Matanza, corazón del poder del peronismo bonaerense.
Como sea, el Dipy se corrió.
Y pensándolo bien, puede ser la única buena noticia que recibió Javier Milei en las últimas semanas.
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