La interna en el Frente de Todos se desató más temprano que tarde. A los pocos meses de asumir, la tirantez entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner llegaba a un punto máximo que nunca cedió, más allá de esporádicas treguas.
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SUSCRIBITELa interna en el Frente de Todos se desató más temprano que tarde. A los pocos meses de asumir, la tirantez entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner llegaba a un punto máximo que nunca cedió, más allá de esporádicas treguas.
Desde entonces, buena parte de la dirigencia reclamó la concreción de una “mesa política” donde los principales referentes del espacio, Cristina Kirchner, Alberto Fernández, y Sergio Massa, se sienten (o sus enviados) para analizar medidas de gobierno que sorteen las numerosas dificultades que enfrenta su gestión, especialmente en el plano económico.
Desde el kirchnerismo responsabilizaron siempre al presidente de que esa mesa no se hubiera construido. El mismo Alberto Fernández abonó la acusación señalando en más de una oportunidad que “esto es un Frente, pero el presidente soy yo”.
Ahora, desde el albertismo, (el sector político que pelea por instalarse como una fuerza pese a contar con sólo un puñado de ministros y legisladores) dejaron trascender que cederían al reclamo dirigencial aclarando que esa concesión no tiene nada que ver con el cónclave de Merlo, en el que el grueso del peronismo bonaerense se reunió para hablar de las elecciones sin presencia de gente de confianza del mandatario.
También pretenden dejar en claro que en la hipotética mesa no se discutirán cuestiones atinentes a la gestión del gobierno, sino exclusivamente puntos referentes ala armado electoral.
Aclaradas esas dos cuestiones queda la condición de Alberto Fernández: para que el presidente habilite el debate se le deberá respetar su anhelo reeleccionista.
En las últimas horas la interna se tensó aún más, si eso era posible, tras el enfrentamiento entre el presidente y Wado de Pedro, excluido de reuniones importantes en el marco de la CELAC.
De Pedro, uno de los nombres que suenan fuerte en el kirchnerismo para pelear la presidencia si finalmente Cristina Kirchner decide excluirse de la pelea, trabaja en silencio por ser un candidato del consenso, posiblemente acompañando a Sergio Massa, o a alguna figura que el ministro de Economía sostenga, dejando afuera de un armado ganador en la interna al titular del ejecutivo.
Esto dejaría a Alberto Fernández, en caso de avanzar con su tentativa reeleccionario, obligado a ir a una PASO con perspectivas de derrota catastrófica.
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