Quedó al borde de la muerte siendo niño, dejó a Rawson sin luz y fue detenido por el caos en la casona usurpada: la historia del "Ángel" Masman
El nombre de Alex Uriel Masman reapareció en las noticias. Este año, protagonizó más de un delito en las inmediaciones de Avenida Rawson. De una infancia marcada por un accidente que pudo costarle la vida a una juventud atravesada por peleas y esposas en las muñecas.
Alex Masman, de la sonrisa de niño a las caras largas por terminar detenido.
Cayó electrocutado tras un juego –el cual dejó sin luz a varios barrios de Rawson–, zafó milagrosamente de la muerte siendo muy pequeño, se instaló en la terrorífica casa usurpada de Avenida Rawson y más de una vez terminó dentro de los patrulleros. Todo esto ocurrió en la vida de Alex Uriel Masman en menos de 20 años. Parece exagerado, pero por la edad, los conflictos con la ley y su cara de niño puede ser comparado con el “Ángel” Robledo Puch, el famoso ladrón –y también asesino en serie– que conmovió a todo un país en los años ‘70.
La noticia más reciente sobre Masman fue conocida durante la última semana. El pasado martes, el joven fue detenido en el extenso operativo en la casona céntrica. El rawsino quedó involucrado en la feroz pelea entre bandos que ocupan la vivienda abandonada. Junto con Luis Rodrigo Nahuel Castro Luna –uno de sus compañeros de aventuras– y Emanuel Antonio Trigo Narváez, el protagonista de este artículo se presentó con una lanza improvisada hecha con un cuchillo atado a un palo, informaron fuentes policiales. Los tres habrían amenazado a un hombre de 37 años, de apellido Rancosi, manifestaron. Finalmente, Alex fue imputado por amenazas agravadas por el uso de arma blanca y daño.
image
Masman, Castro Luna y Trigo.
Su rostro no es una cara ajena a la sección policiales de los medios sanjuaninos. Es más, su “fama” comenzó desde muy pequeño. A los 10 años, su nombre ya aparecía en los partes oficiales, aunque no por un delito, sino por un accidente que estuvo a centímetros de convertirse en tragedia. Ese episodio ocurrió en noviembre de 2016, cuando el pequeño Alex intentó realizar el popular desafío de la botella junto a sus amigos de la Villa Barón. En medio del juego, quiso recuperar el envase que había quedado sobre la plataforma del transformador ubicado en la esquina de Tulum y Albarracín, y fue alcanzado por una onda expansiva que lo arrojó violentamente desde unos cuatro metros de altura.
El impacto cortó la energía en varios barrios de Rawson y generó un operativo sanitario urgente. Alex cayó inconsciente, con quemaduras en el pecho y los brazos. Los vecinos fueron los primeros en auxiliarlo, antes de que una ambulancia lo trasladara al Hospital Rawson, donde permaneció en terapia intensiva. Su madre relató entonces que había salido corriendo al escuchar los gritos de los niños y que al llegar encontró a su hijo reanimado por una mujer y rodeado de vecinos desesperados. Con el correr de los días, los médicos informaron que se recuperaba favorablemente, aunque debió atravesar una cirugía para extraer coágulos producto del golpe en la cabeza.
image
El transformador del que cayó el pequeño Alex.
Ese episodio marcó a fuego a la familia, que tiempo después reconoció que no era la primera vez que los chicos subían al transformador para jugar. Tras casi dos semanas de internación, el pequeño volvió a su casa y a la rutina escolar, aunque con las huellas visibles del accidente que casi le cuesta la vida. Sin embargo, los años siguientes demostrarían que aquella experiencia traumática no lo mantendría alejado de los problemas.
Siendo mayor de edad, su nombre volvió a figurar en expedientes policiales, esta vez en calidad de sospechoso. Uno de los episodios más recientes ocurrió a principios de marzo de este año, cuando personal del Comando Radioeléctrico Central intervino en un robo ocurrido en la Terminal de Ómnibus. Según la denuncia, dos sujetos habían abordado a un hombre luego de que este realizara una extracción bancaria y, tras un fallido intento de arrebatarle la mochila, le sustrajeron las zapatillas que llevaba puestas. La víctima, tras reconocerlos en las inmediaciones, alertó al 911.
En un patrullaje posterior, los policías detuvieron a dos sospechosos que se identificaron como Daniel Aguilar y Sebastián Coitiño. Ambos admitieron que las zapatillas ya habían sido vendidas a unos “trapitos” en la zona de General Paz y Avenida Rawson, a pasos de la vivienda usurpada. Con esa pista, los uniformados finalmente dieron con Rodrigo Castro Luna y con el propio Alex Masman, quienes portaban las zapatillas denunciadas dentro de una mochila. Los cuatro fueron aprehendidos y quedaron a disposición de la Justicia en el marco del sistema de Flagrancia. El rawsino, con una camiseta del Real Madrid, fue fotografiado y su cara circuló en las redes sociales, que dejó comentarios de todo tipo.
image
Masman, dentro del patrullero.
La causa avanzó días después y, tras la intervención de la fiscal Paula Carena, Masman y Coitiño fueron sobreseídos al comprobarse que no participaron del robo inicial, sino que intervinieron después, cuando el botín ya había circulado de mano en mano. Aguilar y Castro Luna no corrieron con la misma suerte. Accedieron a una suspensión de juicio a prueba con una reparación simbólica y horas de trabajo comunitario.
Desde ese momento, Alex quedó asociado a un grupo de jóvenes que deambulan en dicha zona capitalina. Ese entorno, sumado a un cúmulo de situaciones personales, lo ubicó más de una vez en los calabozos, siempre entre acusaciones menores pero constantes.
Con apenas 19 años, su presente se encuentra entre dos extremos. Masman es el mismísimo niño que sobrevivió a una descarga de 13.200 voltios y conmovió a un barrio entero, y el joven que aparece en los partes policiales armado con una improvisada lanza casera en la casona más peligrosa del centro sanjuanino.