El cordobés Leandro Trossero, de 30 años, fue condenado este jueves a 4 años de prisión efectiva en el penal de Chimbas por un grave caso de grooming y producción de representaciones sexuales explícitas de menores de 18 años. Según se pudo establecer, se hacía pasar por una niña de 10 años llamada "Camila Santos", con la que contactó a dos menores de 9 y 10 años, con quienes mantuvo videollamadas.
Además, se determinó el reseteo completo de los 3 dispositivos que fueron secuestrados y que fueron prueba para la acusación. Trossero deberá cumplir su condena en San Juan.
image
De acuerdo con lo expuesto en la audiencia, el acusado usaba redes sociales utilizadas, o aplicaicones como “OmeTV” o Google Meet. Las interacciones se tornaron cada vez mas sexuales, Trossero comenzó a pedir fotos a los niños, estos se la pasaban y si cumplían sus pedidos, este -haciéndose pasar por la niña- les prometía pasarles aún más.
Rastrear al imputado no fue tarea sencilla. En un primer momento, la investigación incluso apuntó a que podía tratarse de alguien radicado en otro país. Durante la audiencia, un perito informático explicó que el hombre utilizaba sistemas de anonimato como proxys, VPN y servicios de hosting para ocultar su verdadera ubicación en la red, desviando el origen de su conexión.
image
El acusado también está vinculado a otras dos causas por tenencia y distribución de pornografía infantil, investigadas en Tandil en los años 2016 y 2019.
Bajo la dirección de la fiscal Andrea Insegna, junto al ayudante fiscal Fernando Guerrero (UFI ANIVI), el fiscal Pablo Martín y el colaborador Federico Pereyra (UFI Delitos Informáticos y Estafas), se determinó que el imputado manejaba alrededor de ocho cuentas de correo distintas, algunas con los nombres de Camila Santos, Capo Gamer, Trossero, entre otros alias. Tras un seguimiento minucioso se logró identificarlo y confirmar que era oriundo de San Francisco, Córdoba.
image
El caso salió a la luz cuando la madre de uno de los menores revisó el celular de su hijo luego de que este estuviera con un amigo. Allí encontró un chat en el que hablaban de no olvidarse de pedirle algo a “Camila”. En ese instante llegó una notificación de Google Meet desde ese usuario; al ingresar, la mujer pudo ver los mensajes, las imágenes compartidas y comprobar la participación del otro niño. Acto seguido realizó la denuncia y comenzó una investigación compleja para dar con el responsable.