Silencio y sorpresa: lo que se escucha sobre la repentina salida de Ricardo Martínez de la conducción de Gualcamayo
No hubo explicaciones públicas ni conferencia. Solo un comunicado mínimo y un mensaje personal en redes. En un mercado minero sorprendido, la salida del director ejecutivo de Gualcamayo reactivó viejas dudas técnicas, financieras y de conducción en la mina jachallera.
La renuncia de Ricardo Martínez tomó por sorpresa al sector minero y abrió un abanico de interpretaciones sobre los motivos y el futuro de Gualcamayo.
Juan José Retamero.
La mina Gualcamayo en Jáchal.
La salida de Ricardo Martínez de la conducción de la mina jachallera Gualcamayo no tuvo grandes explicaciones formales. Fue repentina y silenciosa, y el 12 de diciembre pasado sacudió a un mercado minero que no esperaba cambios en la cúpula de una de las minas emblemáticas de San Juan.
Minas Argentinas, la empresa operadora, publicó en su sitio oficial un comunicado escueto, estrictamente vinculado a la obligación de informar la renuncia a los mercados de Bolsa. Martínez en tanto eligió despedirse con un mensaje personal en la red social LinkedIn aludiendo a motivos familiares. Nada más.
El interrogante se instaló rápidamente en el sector y Tiempo de San Juan consultó a distintas fuentes del ambiente minero, todavía sorprendidas por la noticia. Lo que surge es un conjunto de versiones que circulan con insistencia en la provincia, aunque sin confirmación formal, sobre los posibles motivos detrás de la salida.
Cuánto oro queda realmente en Gualcamayo
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Entre las interpretaciones que más se repiten aparece una duda que no es nueva: la real disponibilidad de oro en la mina Gualcamayo. Fuentes del sector recuerdan un conflicto técnico que Tiempo de San Juan reveló en abril del 2024, cuando se puso en discusión si la cantidad de mineral disponible en la pila de lixiviación de la mina que iba camino a cerrarse coincidía con lo que se había informado originalmente.
Aquel episodio generó un fuerte cisma interno, derivó en tensiones con el propietario del yacimiento, Juan José Retamero, y terminó, en ese momento, con la salida de Mario Juárez por entonces gerente general. En aquel momento, fuentes calificadas aseguraron que el conflicto escaló al punto de analizar una denuncia penal por presunta estafa o defraudación, que finalmente no se concretó, pero derivó en la desvinculación del directivo.
Con el paso del tiempo, el conflicto pareció disiparse y Ricardo Martínez -gerenciador del proyecto junto a Juárez- fue promovido meses más tarde a director ejecutivo. Sin embargo, según coinciden distintas fuentes consultadas, el tema nunca terminó de cerrarse del todo. Hoy, aseguran algunas fuentes, Gualcamayo estaría “raspando el fondo de la olla”: dicen que lo que queda para lixiviar de la pila vieja -un relave- tendría una vida útil muy corta y la producción de onzas polimetálicas habría reducido sensiblemente su contenido de oro.
“Si el bullón trae cada vez menos oro, la ecuación financiera se vuelve extremadamente delicada”, explicó una fuente minera. Y agregó: “Es muy posible que se hayan producido fuertes desinteligencias cuando finalmente se comprobó que lo que inicialmente se decía que había de oro no existía. Los técnicos no querían certificar con su firma la existencia de reservas que no estaban”, fue una de las conjeturas de la fuente.
Carbonatos Profundos y el RIGI que no sale
A ese escenario técnico se suma otro factor determinante para el futuro de la mina: la falta de aprobación del proyecto Carbonatos Profundos en el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI).
La iniciativa fue presentada a fines del año por 1.000 millones de dólares, meses después y para destrabarla se achicó a unos 750 millones de dólares, quitando del plan la recuperación de oro de pilas lixiviadas y una planta de cal, con el objetivo de acelerar su tratamiento ante Nación. Pese a esos cambios, la aprobación todavía no llegó. En el ambiente minero circula una versión: si para la próxima Semana Santa el RIGI no sale, el futuro de Gualcamayo quedaría seriamente comprometido.
Una mirada que inquieta
En medio de ese contexto, también resonaron los análisis públicos realizados por los comunicadores Guillermo Juárez y Mariano Bataller en el programa televisivo De Sobremesa. Calificaron la renuncia de Martínez como “sorpresiva” y “abrupta” y ambos coincidieron en señalar que Martínez era considerado una figura clave y de confianza para los proyectos de inversión de la mina.
Embed - Sorpresa en la industria: Ricardo Martínez dejo de ser el Director Ejecutivo se Minas Argentinas
Asimismo, cuestionaron la credibilidad y los antecedentes empresariales de Juan José Retamero, recordaron sus conflictos judiciales y señalaron su falta de experiencia en minería. En ese marco, pusieron en duda si el grupo empresario cuenta con los fondos garantizados para afrontar el cierre de la mina y las obligaciones sociales y ambientales, en caso de que el proyecto de Carbonatos Profundos no logre encuadrarse en el RIGI.
Las oficinas en la ex Cinzano y el “Compliance”
Otras fuentes calificadas indicaron un motivo ético en la salida del ahora exdirector Ejecutivo: la refacción del edificio de la exbodega Cinzano, donde desde octubre pasado funcionan las oficinas principales de Gualcamayo. Según indicaron fuentes mineras, las obras fueron realizadas por Diamante Giuliani, empresa vinculada a la familia Martínez y cuyo gerente es Ramón Martínez, hijo de Ricardo y presidente de la Cámara Argentina de la Construcción de San Juan.
“Podría haber habido diferencias de criterios, económicos y de ética”, interpretó la fuente, que aclaró que este tipo de proceder está lejos de todo Compliance (normas, políticas y controles que rigen a las compañías de este tipo) y es probable que el directorio le haya objetado esto al ex Director Ejecutivo.
Un adiós que no convenció
En su despedida pública, Ricardo Martínez sostuvo que su decisión respondía a la necesidad de dedicarle más tiempo a su familia. Sin embargo, quienes lo conocen dudan de esa explicación, dada su reconocida hiperactividad y su fuerte compromiso con la actividad minera. “Las últimas líneas, donde prioriza la familia por sobre “los proyectos y los rendimientos”, podrían esconder las verdaderas razones detrás de un desentendimiento con Retamero”, opinó otra fuente del universo consultado.
También se cuestionó la forma de comunicar la salida: “sospechosamente cortito el comunicado. Una situación institucional tan relevante para San Juan requería algo más que ese comunicadito”.
Gualcamayo fue vendida en 2023 por la colombiana Mineros a la norteamericana Eris LLC, una firma poco conocida en el ambiente. Con el tiempo, se supo que la operación estaba vinculada al grupo AISA, propiedad del empresario español Juan José Retamero, quien mantiene una prolongada disputa judicial con la bodega FECOVITA y otras empresas mendocinas.
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Juan José Retamero.
A fines del año pasado, Gualcamayo se convirtió en la primera minera sanjuanina en presentar una solicitud para acceder al RIGI, que, pese a reformulaciones, aun no consigue aprobación. En paralelo, AISA Group adquirió el predio de la ex bodega Cinzano, donde actualmente funcionan las oficinas de la empresa.
Hoy, con la salida de Martínez y sin explicaciones oficiales, las dudas vuelven a rodear el futuro de Gualcamayo y el silencio a amplificar las preguntas.