Las películas románticas abundan desde los inicios del séptimo arte y, en los últimos tiempos, el género ha quedado algo subvalorado. En medio del descreimiento, surgió “Amores materialistas”, la película de Celine Song (nomida al Óscar por “Vidas pasadas”) que, con un elenco de lujo, promete un giro a las empalagosas historias de princesas y príncipes. Bajo la premisa de desterrar la idea de la “media naranja” y de plantear si el amor llega con un flechazo de Cupido o es, más bien, una negociación, la propuesta resulta tentadora. Pero, ¿realmente logra dar un vuelco y salir de lo convencional?
En la historia, que actualmente está en la cartelera de los cines y también disponible en Apple TV, la protagonista es Lucy (interpretada por la magnética Dakota Johnson). Ella es una exitosa “casamentera” de Nueva York, una especie de Tinder humano contratada por una empresa para encontrar el match perfecto de quienes buscan pareja, siguiendo casi una ecuación matemática.
A sus 35 años, cree tenerlo todo claro. Tras un fracaso amoroso y las frustraciones de alcanzar sus metas profesionales, su idea es permanecer soltera hasta la muerte o encontrar al socio perfecto para compartir su vida rodeada de lujo y riqueza. Es en medio de una boda que ella misma logra uniendo a una pareja, cuando se cruza con Harry (Pedro Pascal), un empresario adinerado que busca algo diferente para su vida. Y también con John (Chris Evans), el gran amor de su vida, quien, al borde de los 40, sigue con problemas financieros, viviendo en un departamento junto a dos compañeros, mientras intenta conseguir papeles como actor en obras de teatro de bajo presupuesto.
En medio de este triángulo amoroso, surge la duda: de qué se trata realmente el amor y dónde está puesto el “interés” a la hora de buscar a la pareja ideal, en un intento por “sobrevivir” ante la multiplicidad de ofertas materiales en el mundo actual.
La premisa es sencilla, pero transmite frescura. Llama la atención que, en la trama, se hable más de los estándares de belleza masculinos que de los femeninos, algo poco común. Aparecen requisitos como la altura o la calvicie, dejando de lado casi por completo la imagen de cuerpos femeninos hegemónicos que dominaron el género durante décadas.
Con actuaciones convincentes, los diálogos son interesantes y complejos, alejándose del tono rosa para abordar dilemas existenciales de la actualidad. Los personajes resultan bastante creíbles, y la historia toca temas como la doble moral y las reacciones despreciables que pueden surgir al momento de elegir a la persona con la que se quiere pasar la vida.
Sin embargo, en la segunda mitad de la película —que, para el género, se extiende más de lo necesario— comienzan a aparecer algunos clichés que restan frescura y acercan el guion al tono habitual de las comedias románticas tradicionales.
Aún así, y con un final que puede dejar gusto a poco en algunos espectadores o ser perfecto para otros, “Amores Materialistas” es una opción que merece una oportunidad.
El trailer de "Amores materialistas"
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