En el marco del Día Internacional de la Acción contra la Migraña, neurólogos remarcan la importancia de diferenciar esta enfermedad de un simple dolor de cabeza. Afecta a 1 de cada 10 personas en el mundo y al 9,5% de los argentinos, principalmente entre los 20 y 40 años, según datos de la Carga Global de Enfermedades.
Migraña vs. cefalea
La migraña es una patología neurológica que provoca dolores de cabeza intensos y recurrentes, acompañados muchas veces de náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido. La cefalea común, en cambio, es un síntoma que puede tener más de 300 causas distintas, desde infecciones virales hasta factores ambientales como cambios en la presión atmosférica.
El riesgo de la automedicación
Cada vez más personas recurren a la automedicación para aliviar los dolores de cabeza, lo que puede generar un efecto contrario: la “cefalea por abuso de analgésicos”, que agrava los síntomas y dificulta el tratamiento. El riesgo aumenta cuando se consumen analgésicos comunes más de 15 días al mes o fármacos específicos para la migraña más de 10 días, sin supervisión médica. Superar seis analgésicos al mes ya es una señal de alerta para consultar.
Factores desencadenantes
Entre los disparadores más frecuentes de la migraña se encuentran los cambios bruscos de temperatura, el estrés, la falta de sueño, la exposición a luces brillantes, ruidos fuertes, aromas intensos y el consumo de ciertos alimentos procesados o bebidas alcohólicas. Identificar cada desencadenante personal mediante un registro detallado de rutinas es fundamental para mejorar el control de la enfermedad.
Cuándo consultar de inmediato
Se recomienda acudir a un médico cuando los dolores de cabeza son repentinos e intensos, afectan siempre el mismo lado de la cabeza, se localizan en un ojo o están precedidos por alteraciones visuales. También requieren atención inmediata los casos que incluyen hormigueos, dificultad para hablar, confusión, desmayos o un aumento progresivo en la frecuencia y duración de los episodios.
Prevención y abordaje
La migraña no tiene cura, pero se puede reducir su impacto a través de hábitos saludables: mantener una alimentación equilibrada, no saltear comidas, realizar actividad física regular, dormir lo suficiente y gestionar el estrés.
El tratamiento requiere un enfoque interdisciplinario, ya que la migraña suele estar asociada a otras condiciones como ansiedad, depresión o trastornos del sueño. Existen además nuevas opciones farmacológicas, como los anticuerpos monoclonales y los medicamentos conocidos como gepantes, que se utilizan tanto para prevenir como para tratar las crisis más complejas.