La rápida expansión de la gripe en el hemisferio norte encendió alertas internacionales debido al comportamiento inusual del subclado K de la variante H3N2, que adelantó la temporada entre tres y seis semanas y ya está ejerciendo una fuerte presión sobre hospitales en Estados Unidos, Europa y Asia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), numerosos países registran niveles de positividad muy por encima de lo habitual para este momento del año, con picos que no se observaban desde antes de la pandemia. Entre las naciones más afectadas figuran Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, España, Estados Unidos, Canadá y Japón, todas con curvas epidémicas en crecimiento.
En España, por ejemplo, los datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) muestran una tasa de 112,2 casos por 100.000 habitantes, casi diez veces más que en el mismo período de 2024. Alemania y Reino Unido también experimentan un ascenso acelerado de contagios y ya han reforzado áreas hospitalarias para evitar una saturación del sistema.
En Estados Unidos, los CDC señalan que el subclado K avanza con rapidez como variante predominante y que la ola gripal podría prolongarse hasta la primavera. La circulación simultánea del virus respiratorio sincitial (VRS) y del SARS-CoV-2 incrementa la presión sobre las guardias y dificulta la detección temprana de casos.
Una variante con mayor capacidad de transmisión
El subclado K de H3N2 presenta modificaciones genéticas que permiten una evasión parcial tanto de la inmunidad natural como de la protección conferida por las vacunas estacionales. Según el virólogo Andrew Pekosz, de la Universidad Johns Hopkins, estos cambios aumentan su transmisibilidad, especialmente en espacios poco ventilados.
Los grupos con mayor incidencia continúan siendo los niños menores de cinco años y los adultos mayores, con brotes frecuentes en guarderías, escuelas y residencias de larga estancia. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, dolores musculares, tos seca, fatiga y malestar general, un cuadro que suele confundirse con COVID-19 u otras infecciones respiratorias.
Aunque no existen pruebas de que el subclado provoque cuadros más severos, las autoridades sanitarias advierten que su rápida propagación incrementa el riesgo de complicaciones y tensiona al máximo los sistemas de salud.
En buena parte del hemisferio norte, la combinación de gripe, otros virus respiratorios y la escasez de personal por las vacaciones configura un panorama complejo. Alemania, España, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos activaron protocolos especiales para reforzar plantillas, ampliar áreas de internación, crear zonas de aislamiento y reintroducir el uso de mascarillas en centros de salud.
Japón y Reino Unido recomiendan aislarse ante la aparición de síntomas y utilizar tapabocas en hospitales y clínicas. A su vez, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) advirtió que la creciente demanda podría afectar la atención de patologías no respiratorias si la presión asistencial continúa en aumento.
Pese a que la eficacia de la vacuna podría verse reducida frente al subclado K, los especialistas subrayan que la inmunización sigue siendo clave para evitar hospitalizaciones y cuadros graves. Las recomendaciones se enfocan especialmente en mayores de 60 años, personas con comorbilidades, embarazadas, personal sanitario y niños con factores de riesgo.
Los organismos internacionales insisten en una serie de medidas básicas:
-
Recibir la vacuna si se pertenece a grupos de riesgo.
Utilizar mascarilla en espacios cerrados y muy concurridos.
Ventilar los ambientes y mantener una higiene de manos adecuada.
Evitar el contacto con personas vulnerables en caso de presentar síntomas.
No automedicarse y consultar al médico ante fiebre persistente o dificultad respiratoria.
“El virus evoluciona constantemente, pero incluso con cambios, la vacuna puede prevenir hospitalizaciones y muertes”, señaló Marc-Alain Widdowson, jefe de la Unidad de Amenazas Pandémicas de la OMS en Europa.
El avance prematuro y veloz del subclado K de H3N2 anticipa un invierno especialmente desafiante para los sistemas sanitarios. Con hospitales al límite y múltiples virus circulando en simultáneo, las autoridades recalcan un mensaje central: vacunarse, reforzar las medidas de cuidado y proteger a los grupos más vulnerables.