Un gigante sudamericano, con más de 200 millones de habitantes y vastos recursos naturales, ha captado la atención de analistas y gobiernos globales, perfilándose como la próxima gran potencia emergente. Brasil no solo está redefiniendo el liderazgo regional en América Latina, sino que se está posicionando para competir mano a mano con las potencias mundiales, tanto en el ámbito económico como en el militar.
Ascenso económico: Rumbo al Top 10 global
Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sitúan a Brasil como la única potencia latinoamericana en el top 10 de las economías más grandes del mundo para 2028. Se espera que el país escale al octavo lugar del ranking global, superando a naciones europeas como Italia y Canadá.
Este ascenso no es casual, sino el resultado de una estrategia diversificada y la explotación de recursos clave:
- Motor Energético Global: Brasil se posiciona como líder en biocombustibles y cuenta con una industria petrolera en expansión, produciendo aproximadamente 178 millones de toneladas anuales de crudo, lo que le permite competir con potencias tradicionalmente dominantes como Irán y Emiratos Árabes Unidos. Además, avanza significativamente en la generación de energías renovables.
- Recursos Estratégicos: El país es un proveedor global de alimentos y minerales estratégicos, convirtiéndose en un socio indispensable para las naciones que buscan asegurar la seguridad energética y alimentaria en un contexto de creciente incertidumbre mundial.
- Innovación y Tecnología: Más allá de sus riquezas naturales, Brasil busca consolidar un perfil innovador mediante inversiones en inteligencia artificial, agricultura sostenible y el desarrollo del hidrógeno verde. Esta sinergia lo posiciona como un referente en la transición energética y tecnológica de la próxima década.
Este fortalecimiento económico ya genera expectativas en el equilibrio global. Para Estados Unidos y Europa, el crecimiento de Brasil representa un desafío a la hegemonía histórica, mientras que potencias como Rusia y China lo observan como un potencial competidor dentro de sus propios espacios de cooperación. Su rol activo dentro del bloque BRICS ha sido, de hecho, una plataforma central para incrementar su influencia en los debates económicos internacionales y diversificar alianzas.
Poder militar: Tecnología de vanguardia y autosuficiencia
En el plano militar, Brasil ya se consolida como la principal potencia militar y el país más poderoso de América Latina. Su capacidad militar ha crecido hasta el punto de operar con tecnología de última generación y desafiar a las grandes potencias mundiales en el terreno de la defensa y la seguridad.
El poderío militar brasileño se sustenta en una tríada única en la región:
- Capacidad Operativa y Financiamiento: El ejército brasileño es el más grande en número de efectivos, con más de 376.000 militares activos y una reserva que supera el millón. Además, el presupuesto para defensa alcanzó los 22.900 millones de dólares en 2023, la cifra más alta de la región, garantizando la operatividad de una fuerza terrestre moderna y la expansión de su armada y fuerza aérea.
- Autonomía Tecnológica: Uno de los pilares de su poder es la capacidad de desarrollar tecnología de defensa propia. Empresas nacionales producen aviones de combate, drones, misiles y vehículos blindados. Brasil ya opera con cazas supersónicos Gripen E/F, helicópteros tácticos KC-390 y está probando el submarino nuclear Álvaro Alberto, el primero de su tipo en América Latina. Esta inversión en investigación y desarrollo (cerca del 7,4% de su presupuesto de defensa) reduce la dependencia de importaciones y refuerza su posición.
- Ranking Global: De acuerdo con el ranking Global Firepower 2024, Brasil se ubica en el puesto 12 a nivel global, por encima de países como Irán, Israel o Ucrania.
Al combinar el tamaño de su ejército, la inversión sostenida y el desarrollo tecnológico propio, Brasil proyecta poder más allá de sus fronteras, consolidando una estrategia de defensa basada en la autosuficiencia y la innovación.
El fortalecimiento de Brasil, tanto en la economía como en el ámbito militar, subraya su avance hacia un papel de mayor autonomía en el nuevo orden geopolítico. El futuro económico de toda la región podría depender de su éxito, marcando el inicio de una nueva etapa donde América Latina se posiciona como un actor más relevante en el escenario mundial.