Una nueva y letal oleada de combates ha estallado entre las fuerzas armadas de Tailandia y Camboya, con hostilidades que se mantienen activas en la disputada franja fronteriza. Los enfrentamientos, que comenzaron el domingo, son los más mortíferos desde los combates registrados a finales de julio.
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La escalada de violencia ha dejado hasta el momento al menos 13 muertos y más de un centenar de heridos en total. Las cifras de víctimas civiles son significativas: el ministro de Información camboyano, Neth Pheaktra, comunicó que el número de civiles muertos subió a nueve, además de 46 lesionados. En el lado tailandés, las autoridades informaron que 68 personas resultaron heridas desde el inicio de los choques. El Ejército tailandés elevó a cuatro el número total de militares fallecidos en su país, mientras que el Ejército de Tailandia anunció que las bajas de esta semana incluyen cinco soldados muertos.
Crisis humanitaria y acusaciones cruzadas
La situación humanitaria es crítica, con cientos de miles de personas obligadas a huir de la violencia. Más de 400.000 residentes tailandeses se han visto forzados a abandonar sus viviendas y se han trasladado a refugios seguros en siete provincias. En Camboya, más de 127.000 personas fueron evacuadas, y 101.229 se han refugiado en albergues o casas de parientes en cinco provincias.
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Ante los combates, el Gobierno de Bangkok ha ordenado el cierre de 10 hospitales, 180 centros de salud comunitarios y 1.168 colegios a lo largo de los casi 820 kilómetros de frontera. Camboya, por su parte, anunció el cierre de 635 escuelas y cientos de centros educativos más.
Ambas administraciones se culpan mutuamente de haber iniciado los ataques, lo que representa la ruptura del acuerdo de paz firmado en octubre en Malasia. Camboya ha acusado a Tailandia de utilizar gases tóxicos en sus incursiones aéreas y de disparar morteros contra residencias civiles. Tailandia, por otro lado, ha reportado que cohetes BM-21 camboyanos cayeron cerca del hospital Phanom Dong Rak, obligando a evacuar a pacientes y personal.
Las raíces centenarias del conflicto
La raíz del conflicto actual se remonta a disputas históricas de soberanía. Las tensiones persisten más de un siglo después y se alimentan de desacuerdos sobre el tratado firmado en marzo de 1907 entre el entonces Reino de Siam y Francia, potencia colonial en la región.
Los reclamos territoriales se derivan principalmente de un mapa de 1907 que Tailandia considera inexacto. El desacuerdo fue exacerbado por el fallo de la Corte Internacional de Justicia de 1962, que otorgó la soberanía de la tierra disputada a Camboya, una decisión reafirmada en 2013. Además de los reclamos fronterizos, existe una enemistad cultural profundamente arraigada, con ambos países compitiendo por reclamos sobre productos culturales como el boxeo, la danza y la vestimenta tradicional,
Llamamientos internacionales a la paz
La escalada de violencia ha generado preocupación internacional, motivando llamados urgentes a la paz.
El Papa León XIV dijo estar “profundamente entristecido” por el reavivado conflicto. Al finalizar la audiencia general, el Papa expresó su dolor por las víctimas, incluso entre civiles, y por los miles de personas que han tenido que abandonar sus casas. Aseguró su cercanía en la oración a estas poblaciones y lanzó un llamamiento a las partes para un “alto al fuego inmediato y reanudar el diálogo”.
Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, intervino sobre la situación exhortando a las partes a “evitar una ulterior escalada de violencia”. Guterres urgió a renovar el compromiso por el alto el fuego y a utilizar todos los mecanismos de diálogo para encontrar una solución duradera por medios pacíficos.
La esperanza de Trump en detener la guerra con una llamada
El presidente estadounidense, Donald Trump, cuya mediación ayudó a asegurar el alto el fuego de julio, ha expresado su esperanza de intervenir nuevamente. Trump llevó a las partes en conflicto a la mesa de negociaciones advirtiéndoles de la importancia del mercado de Estados Unidos para sus exportaciones, amenazando con retener privilegios comerciales cruciales.
En un evento político en Pensilvania tarde el martes, Trump dijo que usaría su influencia para poner fin a los nuevos combates. "Mañana tendré que hacer una llamada telefónica", afirmó, cuestionando quién más podría decir que detendrá una guerra entre dos países "muy poderosos, Tailandia y Camboya" mediante una llamada.
Mientras que el portavoz del Gobierno camboyano, Pen Bona, afirmó que la postura de Nom Pen sigue siendo la misma, de querer solo la paz, el portavoz del ministerio tailandés de Exteriores, Nikorndej Balankura, indicó el miércoles que Tailandia probablemente no aceptará si otra tercera parte propone mediar, ya que "se ha cruzado la línea". No obstante, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, instó previamente a las partes a cumplir con los compromisos hechos en octubre.
La renovada lucha representa una ruptura práctica del acuerdo de paz que contó con la mediación de Trump. El fracaso en implementar los términos del acuerdo de octubre, que exigía la retirada de armas pesadas y la liberación de prisioneros, contribuyó a la fragilidad del cese al fuego.