Consumir carne magra después de entrenar fuerza los músculos mucho más que optar por carnes grasas o bebidas ricas en carbohidratos. Así lo determinó una investigación publicada en el American Journal of Clinical Nutrition y liderada por Nicholas Burd, investigador de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, Estados Unidos.
El estudio analizó la respuesta de 16 adultos jóvenes físicamente activos luego de una sesión de pesas. Los participantes consumieron hamburguesas magras, hamburguesas grasas o una bebida con carbohidratos, todas con la misma cantidad de proteína. Mediante biopsias musculares y el seguimiento de aminoácidos marcados, los científicos midieron cómo el organismo incorporaba los nutrientes.
Los resultados mostraron que si bien tanto la carne magra como la grasa aumentaron la síntesis de proteína muscular frente a los carbohidratos, el mayor beneficio se observó en quienes ingirieron la versión magra. En ese grupo hubo una mayor incorporación de aminoácidos esenciales —especialmente leucina—, clave en el proceso de recuperación y crecimiento muscular.
La sorpresa vino del bajo rendimiento de la carne de cerdo con alto contenido de grasa, ya que estudios previos del mismo equipo habían demostrado efectos positivos de alimentos enteros ricos en grasas saludables, como el huevo o el salmón.
Burd subrayó que “el entrenamiento de pesas es el principal estímulo de la síntesis proteica, pero la nutrición adecuada ayuda a maximizar el potencial de adaptación”. En esa línea, la investigación concluye que priorizar alimentos integrales y magros después de entrenar puede marcar una diferencia en los resultados físicos a largo plazo, sin necesidad de depender de suplementos o productos ultraprocesados.