La selección de Alemania fue la que protagonizó sucesos de mayor importancia en cuanto a los reclamos contra el avasallamiento de derechos humanos fundamentales en la dictadura qatarí.
Para continuar, suscribite a Tiempo de San Juan. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITELa selección de Alemania fue la que protagonizó sucesos de mayor importancia en cuanto a los reclamos contra el avasallamiento de derechos humanos fundamentales en la dictadura qatarí.
En la foto que se sacan los equipos al comenzar el partido, salieron con la mano tapándose la boca, a modo de mordaza, minutos antes de la debacle futbolística ante Japón.
También intentaron que su capitán no entrara con la cinta oficial de FIFA, sino con un brazalete multicolor con la frase “One Love”. Al no poder realizar la acción, fue la misma ministra del Interior germana, Nacy Faeser, quien se mostró en las tribunas con ese brazalete.
Pero mientras todo esto sucedía en el “circo” del mundial, a la hora de hablar del “pan” la conducta es bien distinta.
Está claro, una cosa son las protestas y manifestaciones pour la galerie, y otra las relaciones internacionales en pos de los intereses de cada nación. El derecho humano de los alemanes a calefaccionarse pesó más que los de homosexuales, mujeres, trabajadores inmigrantes, Y disidentes en el país asiático.
Alemania firmó un acuerdo con la dictadura catarí que le proporcionará a los europeos 2 millones de toneladas anuales de GNL a partir del 2026, desde la ciudad industrial catarí de Ras Laffan hasta una terminal de GNL del norte de Alemania, en Brunsbüttel. La información fue confirmada por Saad al-Kaabi, un alto directivo de Qatar Energy.
“(Los acuerdos) marcan el primer acuerdo de suministro de GNL a largo plazo a Alemania, con un período de suministro que se extiende durante al menos 15 años, contribuyendo así a la seguridad energética a largo plazo de Alemania”, afirmó el qatarí.
La energía fue une elemento clave para que se vean escenas de real politik en todas partes del mundo. El mismo Joe Biden comenzó a llamar a Nicolás Maduro “presidente”, cuando antes lo consideraba un vulgar tirano bananero, y reconocía como autoridad al autopercibido mandatario Juan Guaidó.
Lo mismo sucedió con Emmanuel Macron que, sediento de petróleo, fue en busca del sucesor de Hugo Chávez en una cumbre internacional, prometiéndole una pronta visita a Venezuela. Francia había sido uno de los primeros países en desconocer las elecciones en las que Maduro reeligió al frente del Ejecutivo.
Contenido especial