Tucumán no solo es el Jardín de la República y Cuna de la Independencia Argentina, sino que ahora también está ganando un lugar que estuvo reservado a San Juan y Mendoza: el de los buenos vinos.
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SUSCRIBITETucumán no solo es el Jardín de la República y Cuna de la Independencia Argentina, sino que ahora también está ganando un lugar que estuvo reservado a San Juan y Mendoza: el de los buenos vinos.
Prueba de ello es que este año, en el Concurso nacional de la Cata de Vinos que se hace en esta provincia, un vino tucumano logró el mayor premio junto a exponentes de San Juan y Mendoza. Se trata de un torrontés riojano 2022, de la bodega Familia Chico Zossi Varietales, la primera bodega que tuvo Tucumán. Con semejante antecedente, bien vale preguntarse qué pasa con la vitivinicultura y los vinos de esa provincia que, con pocas hectáreas y menos bodegas, se está metiendo en el mapa nacional.
Para el sanjuanino Hugo Carmona, vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura; ya no habrá que extrañarse de la irrupción en el mercado de buenos vinos provenientes de provincias como Tucumán. “Hoy la vitivinicultura en Argentina es federal, hay 20 provincias vitivinícolas que la desarrollan de la mano del enoturismo”, dijo el experto.
En su opinión, todos esos lugares brindan vinos diferentes –“ni mejores, ni peores, son vinos que hacen una diferenciación del lugar”, dice-, e insiste en que ya no debe sorprender que haya vinos de calidad de Tucumán, como también de Entre Ríos, de Chubut o La Pampa. “La vitivinicultura está creciendo más allá de San Juan y Mendoza”, aseguró. Carmona detalla que actualmente hay vinos de mar, vinos de montaña y de altura, y que a medida que se incorpora tecnología, sorprenden con su calidad.
Tucumán es una provincia donde ha crecido la plantación de viñedos en los últimos años. En el 2010 tenía 78 hectáreas y para el 2022, alcanzó las 128 hectáreas, un crecimiento del 65%, según datos oficiales del INV.
Este fenómeno lo conoce bien el enólogo mendocino Alberto Castro, que hace dos décadas trabaja en los Valle Calchaquíes, en el norte argentino, y es el hacedor del vino premiado tucumano en la última edición de la Cata.
La bodega precursora tucumana Chico Zossi, ubicada en Colalao del Valle, incorporó hace 10 años a Castro. “Esta bodega es una de las primeras, tiene una trayectoria de más de 100 años en la industria vitivinícola”, contó a Tiempo de San Juan. No es el único establecimiento, ya que en la zona hay un puñado de bodegas pequeñas, básicamente en Tafì del Valle, donde están los valles de Colalao del Valle, Amaicha, El Bañado y Quilmes. También hay alguna bodeguita en la zona de Trancas, al norte de Tucumán.
La bodega Chico Zossi es pionera y la más grande. Siempre hizo vinos al estilo artesanal, pero hace 10 años se propuso cambiar la tendencia y el estilo para empezar a producir vinos varietales jóvenes. “Don "Yiyio" Chicho Zossi buscó un vino expresivo, que pudiese tener la tipicidad del valle, su legado lo continua ahora su hijo Baltazar y no se equivocó. Ya sea en la Cata de San Juan, la Evaluación de vinos de Chilecito La Rioja, o en el Concurso Nacional del Torrontés siempre está alcanzando alguna medalla”, contó el enólogo de la bodega familiar.
El establecimiento cuenta con un vino reserva “Primer”, pero su fuerte son los vinos jóvenes como el torrontes riojano que gano el premio mayor en San Juan. Se trata de vinos que tienen salida dentro del año que se elaboraron, o el siguiente.
¿Qué va a encontrar un sanjuanino que pruebe un vino tucumano? Castro los describe así: “Son vinos con una expresión muy frutal, complejidad entre fruta, flores y cítricos bien balanceados; y con algunas notas frescas. En los vinos blancos, hay notas de hinojo y jengibre que le dan una seducción a la nariz. Luego entra en boca y son vinos bien complejos, armónicos, jugosos; que rápidamente piden seguir bebiendo”, aseguró el enólogo. Agregó que no son vinos pesados ni muy alcohólicos, y también que hay una línea de dulce natural.
El ingeniero agrónomo Hugo Carmona analizó que la irrupción de estos vinos de zonas poco conocidas recién empieza. “La historia está por escribirse. Hay buenos exponentes y aplicando tecnología y variedades podemos llegar a encontrar resultados impresionantes”, dijo Carmona, para quien el surgimiento de estos vinos va a ir de la mano del enoturismo. “Que no se sorprendan los sanjuaninos y mendocinos, porque hay 18 provincias vitivinícolas que ofrecen cosas sorprendentes, y particularmente, distintas”, aseguró al indicar que se vienen Malbec de Jujuy, o vinos de Chapadmalal, por citar solo algunos.
El INV detalla en su página oficial que se registra superficie de vid en 19 provincias argentinas. El 71,2% del total se encuentra en Mendoza, 19,9% en San Juan, 3,6% en La Rioja, 1,8% en Salta, 1,3% en Catamarca, 0,9% Neuquén y 0,7% Río Negro. Estas 7 provincias concentran el 99,4% de la superficie total.
El restante 0,6% se distribuye en 12 provincias: La Pampa, Córdoba, Buenos Aires, Tucumán, San Luis, Chubut, Jujuy, Entre Ríos, Misiones, Santiago del Estero, Santa Fe y Santa Cruz.