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SUSCRIBITE No se jugaban 10 minutos del segundo tiempo del partido en el que Portugal está dejando a Uruguay casi afuera de la Copa, cuando pasó lo que todos nos preguntábamos cuando pasaría: un activista enfrentó la férrea dictadura homofóbica qatarí e ingresó al campo de juego ondeando una bandera del colectivo LGBTIQ+.
El sujeto en sí era una pancarta con reclamos de minorías segregadas o por la paz. Además de la bandera multicolor, llevaba en sus ropas leyendas como “Respect por iranian women” (Respeto para las mujeres iranís) y “Save Ukrania” (Salvad Ucrania) con el logotipo de Supermán.
Como se usa, la transmisión oficial no televisó la intrusión, para no alentar a que hechos similares se repitan, pero el accionar del militante quedó registrado en miles de videos y fotos de asistentes al estadio.
La dureza de los qataríes en temas atinentes a la sexualidad pesa tanto que, por ejemplo, impidió que muchos capitanes de selecciones europeas ingresen con un brazalete con la leyenda “One love”, en defensa de las relaciones sexuales y amorosas libres.
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